La Ley del Sistema Universitario y la renovación docente

Albacete

Hace un par de semanas, el Boletín Oficial del Estado publicó la nueva Ley de Universidades, que entrará en vigor el próximo 12 de abril. Se trata de una ambiciosa iniciativa legal que fue aprobada por una ajustada mayoría. Aunque no es posible comentar ahora todos los aspectos de la Ley, quería referirme especialmente a las normas que hablan de la tarea docente.

El art. 6 dice que La innovación en las formas de enseñar y aprender debe ser un principio fundamental en el desarrollo de las actividades docentes y formativas universitarias. Para ello, nos proporcionarán las herramientas y recursos necesarios para lograr una docencia de calidad. La contrapartida lógica de todo ello es la necesidad de evaluar permantemente la actividad docente. Y expresamente dice que el estudiantado participará de manera efectiva en la evaluación de los docentes. 8

Para una parte del profesorado ese modo de enfocar nuestra actividad es un dislate: ¿cómo van a evaluar unos jovenzuelos la tarea de avezados catedráticos con muchos años de experiencia? ¿quién me va a decir a mí cómo debo impartir mis clases?. Algunos que se consideran hiperdemócratas suscriben afirmaciones así, que esconden en el fondo el miedo al control, algo que es imprescindible en cualquier servicio público para garantizar su calidad.

La nueva Ley dice poco después que “las universidades fomentarán el protagonismo activo del estudiantado en la vida universitaria, favoreciendo un aprendizaje integral mediante actividades universitarias de carácter cultural, deportivo, de representación estudiantil, solidarias, de voluntariado y de cooperación al desarrollo. Pero ese modo de integrarse el estudiantado en la vida universitaria sólo puede lograrse si nos tomamos en serio su condición de parte integrante fundamental del sistema. Claro que pueden existir Institutos de Investigación sin estudiantes, pero un sistema universitario sin estudiantes es como una carretera sin coches, un camino sin tierra o un espacio sin planetas: puro vacío.

La contrapartida de este reconocimiento es su responsabilización educativa y social. No es aceptable, por ejemplo, que su participación en las elecciones a representantes de Centros, Departamentos, etc., sea irrisoria, porque ¿qué representatividad acreditan los elegidos o elegidas? ¿qué autoridad tienen para formar parte de la toma de decisiones? Eso debe cambiar, de algún modo, y todos tenemos que hacer lo posible porque así sea, potenciemos el protagonismo del estudiantado y generemos la masa crítica suficiente para que nos vayan sustituyendo a los que llevamos ya decenios empeñados en enseñar.

Una de las mayores “pequeñas” conquistas de los últimos años en la Facultad de Derecho de Albacete -gracias a la complicidad del actual Rectorado-, es la contratación de una decena de ayudantes de distintas áreas de conocimiento que aseguran la continuidad de la calidad académica en nuestra Facultad en los próximos años. Ese nuevo profesorado sale de la cantera de un estudiantado comprometido con la calidad docente y con la representación estudiantil. Pues avancemos por ese camino.