"Llevaba Criptana por bandera": La Mancha recuerda a Sara Montiel diez años después de su muerte

Alcázar de San Juan

Campo de Criptana conmemora el décimo aniversario de la muerte de su "manchega universal". Este sábado, la localidad tiene pensada una serie de actividades para honrar su figura, con mesa redonda de expertos sobre la actriz, como Pedro Víllora y actuaciones de la mano de Julia de Castro. Tal es la admiración que siente Criptana por su vecina más ilustre, que en los años 90 le dedicaba uno de sus gigantes de la Sierra de los Molinos: un museo a la figura de Sara Montiel que ella misma inauguró y al cual cedió objetos personales.

Sara Montiel fallecía de un paro cardíaco el 8 de abril del 2013, y el país decía adiós a la diva manchega por excelencia. En 'Hoy por Hoy La Mancha' hemos querido hacer un repaso por su historia junto a Juan Calonje, guía turístico en el Molino dedicado a la artista. Una mujer que desafió la censura franquista con su sensualidad y belleza, y que conquistó fronteras con su carisma y su fuerte personalidad.

"Un nombre tan largo no era atractivo"

María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández nació en Campo de Criptana en marzo de 1928 y rápidamente encontró pasión por actuar. No obstante, no fue hasta que "hizo las Américas" cuando empezó a ganar relevancia, iniciando su incursión por Hollywood, donde actuó junto a nombres como Burt Lancaster. En La Mancha conservadora de la época, no estaba bien visto que una vecina marchase al otro lado del mundo para ejercer de actriz, y no tuvo en sus comienzos el apoyo que más tarde cosecharía. Aun así, llevaba Criptana por bandera

Sin embargo, con otro nombre: el de Sara Montiel. "En aquella época, era normal que los recién nacidos llevasen nombres de sus antepasados. Sara recogía 6 nombres de sus tías y abuelas", explica Calonje. "Con sus inicios en el mundo del cine, un nombre tan largo no era nada atractivo. Eligió Sara a partir de una bisabuela, y Montiel por los cercanos Campos de Montiel", añade.

Nada más entrar en el Molino Culebro, un enorme piano decora la primera planta con un manto de rosas por encima. Este piano perteneció a una cupletista que compuso la sintonía principal de 'El último cuplé', la obra más representativa de Montiel. Fue la propia Sara quien decidió adquirirlo, y estuvo en su casa de Madrid hasta sus últimos días. Ahora, se encuentra en su tierra, y es objeto de visita de miles de turistas que acuden a la Sierra de los Molinos y entran en su museo guiados por la curiosidad. Es una visita obligada para jubilados, contemporáneos de la artista; pero llama la atención también el amplio número de jóvenes que entran para conocer más sobre la figura de la eterna manchega.

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