¿Hasta cuando vamos a seguir diciendo que tenemos suerte?

Albacete

La madrugada del pasado sábado 22 abril me desperté con la noticia de un nuevo incendio en los asentamientos de Albacete, el segundo en el último año, el anterior fue el 8 agosto 2022.

Desde el Colectivo Sin Fronteras Albacete, CSF AB, que acudíamos al lugar, nos repetíamos una vez más que la “suerte” había estado del lado de la ciudad y de las vidas humanas, ya que no había ocurrido una tragedia, porque son fechas en las que todavía no han llegado las hasta 400 personas que suelen estar en los asentamientos, porque los bomberos habían podido actuar a tiempo y porque no se había propagado de tal manera que podría afectar al resto de las vecinas y vecinos de la zona.

La situación de las personas temporeras, los asentamientos y las infraviviendas son un problema de calado que requiere de toda la fuerza institucional y de los recursos necesarios para que pueda ser resuelto. Las organizaciones y colectivos podemos tender puentes y ayudar pero la solución real es completamente estructural.

Desde el CSF AB siempre hemos enfocado el trabajo hacia la situación de las personas temporeras, a lo más elemental, una vivienda digna durante las campañas agrícolas, un lugar en el que se les permitan cocinar, convivir, ducharse, tener un aseo, con unas normas de convivencia y una responsabilidad económica, los mínimos para cualquier ser humano. No se busca caridad, ni gratuidad.

En nuestras continuas visitas a los asentamientos, comprobamos e informamos ya en reiteradas ocasiones:

· Que hay más de 400 personas en cada campaña, jóvenes y mayores.

· Hay personas recién llegadas, y personas que llevan más de 3 años.

· Viven con un miedo profundo y desconfianza.

· No creen en ninguna solución.

· Tiene trabajos temporales.

· No tienen acceso al agua potable. La cargan de una fuente que se encuentra entre los caminos.

· Se acumula basura y suciedad, los contenedores les pillan lejos y no son suficientes.

· Baño simulado, con lo que ello supone en materia sanitaria.

· Cocinas simuladas, con el riesgo que supone a nivel de incendios.

· Algunos han perdido la documentación, o no han sabido gestionar el cómo obtenerla.

· Entienden bastante bien el castellano, pero lo hablan poco.

El sábado, cuando visitaba este lugar, sentía por un lado una enorme impotencia, sentía desesperanza, se me cortaba la respiración y contenía las lágrimas, porque mientras les miraba por los caminos, recuperando lo poco quedaba en los escombros, preocupados por haber perdido sus pasaportes o documentación, se calentaban un té y sonreían con la mirada pérdida, dándonos las gracias por tan solo ir a verles y preocuparnos por su situación.

Estoy convencida que si en algún momento movilizamos una campaña de ayuda humanitaria, comida, mantas, tiendas de campaña, tardaríamos menos de 48 horas en recoger el material aportado por toda la sociedad comprometida de Albacete, ya lo hemos comprobado en otras ocasiones, pero no es la solución real, ellos saben trabajar, luchar por su vida y su comida, lo único que necesitan es una alternativa habitacional digna y que no esté limitada por su situación administrativa.

Por los pronto, los asentamientos siguen siendo lugares seguros, que no molestan, que no hacen ruido, que prácticamente no vemos, pero la precariedad, el aislamiento, el no entenderles como ciudadanos con derechos terminará por tener repercusiones sociales que afectarán a toda la ciudad.

Pienso en mi familia, en mis amigas y amigos, en mis colegas del trabajo, pienso en si tuviesen que salir corriendo de un incendio a la madrugada perdiendo lo poco o mucho que les acompaña en su vida, y siento miedo, tristeza y ansiedad. Pienso en mí y casi siento que me ahogo.