Sexo fuera de la pareja

Toledo

En nuestra especie, como en muchas especies animales, el sistema de emparejamiento social que hemos adoptado es la monogamia. Este sistema es beneficioso en el caso de tener que cuidar de la familia, pues se asegura el cuidado biparental de la descendencia. Sin embargo, en nuestra especie, como en el resto de animales, se ha visto que es frecuente la existencia de cópulas extra pareja. El estudio en el grupo de las aves nos ha dado algunas pistas sobre porque se produce esto.

En las aves, el periodo fértil de las hembras es muy corto ya que producen óvulos en unos pocos días al año, justo ahora al principio de la primavera. La mayoría de las especies de aves tienen cuidado biparental, es decir, tanto el macho como la hembra alimentan a sus polluelos. Sin embargo, alrededor del 70% de las especies presentan paternidad fuera de la pareja. Es decir, mientras se mantiene una monogamia social en el cuidado de la descendencia, no todos los polluelos criados por el macho son genéticamente suyos.

Se piensa que la existencia de cópulas extra pareja es un comportamiento que permite a las hembras obtener beneficios, aumentando la calidad genética de la descendencia. Esta hipótesis se conoce como de compatibilidad genética o “buenos genes”. Otra hipótesis es que las hembras “infieles” reduzcan el riesgo de fallar en su intento reproductivo en caso de que su pareja social sea infértil.

En la naturaleza existe a menudo un conflicto en cuanto a lo que beneficia a los machos y a las hembras en la reproducción. En aves, aunque los machos intervienen en la incubación y en la alimentación de los polluelos, el coste de la reproducción es mayor para las hembras ya que tienen que invertir además gran cantidad de recursos en producir los huevos. Por lo tanto, el principal interés de las hembras es, normalmente, encontrar una pareja que colabore en el cuidado de la nidada. Los machos, por otro lado, utilizan una doble estrategia para sacar adelante el mayor número de descendientes: cuidar a las crías que tiene con su pareja y aparearse con otras hembras de cuyas crías no se harán cargo.

El conflicto sexual radica en que, aunque en ocasiones para la hembra las cópulas fuera de la pareja pueden ser beneficiosas, ya que pueden tener descendencia con machos de mayor variabilidad genética o de mayor calidad que sus parejas, en otros casos esto conlleva costes. Si el macho de la pareja sospecha que las crías no son suyas, puede dejar de invertir recursos en su cuidado, perjudicando a la hembra. Por ello, para las hembras puede ser más ventajoso tratar de evitar cópulas con machos extraños.

Como vemos, detrás de estas evidencias, la ciencia está buscando la explicación sobre porque se da este comportamiento bastante generalizado en el mundo animal.