Gabriela Cañas, periodista: “Cuanto más seria la prensa, mejor será la sociedad”

Cuenca

Gabriela Cañas (Cuenca, 1957) es periodista, preside desde mayo de 2020 la Agencia EFE y ya es Hija Predilecta de Castilla-La Mancha, honor otorgado este pasado 31 de mayo en el acto institucional del Gobierno autonómico con motivo del Día de la Región celebrado en el Gran Teatro de Manzanares (Ciudad Real). “Estoy muy agradecida por un reconocimiento que no esperaba y que me remueve los sentimientos sobre mis orígenes conquenses que estos días están muy presentes. Es un honor que te reconozcan en tu pueblo, como se suele decir, en tu tierra. Es una doble satisfacción”, como nos contó en una entrevista en Hoy por Hoy Cuenca.

“A Cuenca suelo ir ya muy poco porque llevo muchos años viviendo fuera pero sigo teniendo allí familia encantadora, pero me encanta ir y lo que más me gusta de todo es llevar a gente que no conoce Cuenca porque alucinan, se quedan absolutamente pasmados con los museos, con la ciudad, con todo. No se esperan el nivel artístico que hay en Cuenca que es poco conocido, lo cual está muy bien porque luego vas a los museos y estás casi sola”.

Gabriela Cañas estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense y antes de llegar a El País, donde trabajó durante varias décadas en las áreas de Madrid y Sociedad, y como corresponsal en Bruselas y en París, trabajó en Diario de Cádiz y en Informaciones. Suma a su currículo que fue directora general de Información Internacional en la Secretaría de Estado de comunicaciones entre el año 2006-2008 con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que en 2011 formó parte de la Comisión para la Modernización del Lenguaje Jurídico.

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¿Por qué quería ser periodista?

Porque me gustaba todo, me interesaba todo y porque me gustaba mucho escribir. Con 14 o 15 años fui a París a pasar unos días con unos amigos de mis padres, estoy hablando de la época de la dictadura, y cuando vi que los periodistas interpelaban directamente a los políticos, aquello me pareció ciencia ficción. En aquel momento decidí que quería ser periodista. Yo también quiero hacer eso, me dije.

Preguntar, siempre preguntar.

En el año 74, en España no existía el periodismo. Sí había una televisión y unos informativos que solamente podía dar Radio Nacional de España. No llegaba la información. A mí el conocimiento me ha interesado siempre muchísimo. Creo que las sociedades son mejores y progresan más si hay conocimiento, y la información y el periodismo abundan en eso. Me parece fundamental para una democracia.

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Ha trabajado muchos años en el área de Sociedad. ¿Qué acontecimiento no va a olvidar nunca?

Hay muchos pero destaco la Cumbre de Pekín del año 1995. Fue fascinante ver aquello. Estaba organizada por la ONU aunque luego se dejaron de hacer ya que había muchas críticas porque no eran muy prácticas y costaban mucho dinero. Estuve durante quince días en Pekín y me di cuenta de que las mujeres tenemos los mismos problemas en todas partes, da igual si vives en Suecia o en el Congo. Da lo mismo. Allí exponían las mujeres sus problemas y realmente eran exactamente los mismos en unas sociedades patriarcales o machistas, como las queramos llamar, con una serie de reglas que al final convierten a las mujeres en ciudadanos de segunda clase y víctimas de todo eso.

¿Cómo ves el periodismo en estos tiempos de fake news y clickbait?

Pues lo veo bastante mal, pero no tanto por las fake news, que creo que siempre han existido, aunque su capacidad de penetración es más alta que nunca. Pero veo bastante mal el panorama por la precariedad de los medios. Sinceramente creo que eso es lo que más daño le está haciendo hoy en día al periodismo, con salarios muy bajos, con poca oferta de trabajo. Nosotros, por ejemplo, en la Agencia EFE, ahora mismo somos el medio español que más periodistas tiene fuera, más de cuarenta delegaciones fuera de España. Mantener ese despliegue es muy caro y, por fortuna, el Estado español valora tener un medio público como este. Pero los medios privados, según yo veo, están en horas muy bajas.

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El hecho de que haya tanta difusión de bulos, aparte de intereses espurios que circulan por ahí, que a veces desconocemos y otras no, creo que tiene que ver con las dificultades de los medios de comunicación, por su precariedad para hacerse oír, medios que son serios. Aunque también colaboramos en esto de la crispación.

Supongo que tenemos mucho que ver los medios de comunicación en el panorama social que tenga un país. Somos quienes contamos lo que ocurre.

Sí, creo que cuanto más seria es la prensa, mejor informada hasta la sociedad y por tanto mejor es la sociedad. Cuando dejamos de ser periodistas y pasamos a ser militantes es cuando empieza el problema de esta falta de neutralidad, aunque no me gusta esa palabra porque uno no es neutro, digamos, frente a la pena de muerte o a los asesinatos machistas, por poner un ejemplo, pero sí, esa independencia y ese rigor con el que tenemos que informar. Necesitamos medios que tengan una independencia económica, que sean estatales y que por tanto tengan una financiación suficiente para que el periodista pueda trabajar en total libertad. Eso creo que es lo más importante.