El talaverano Alejandro Rocha, uno de los 100 activistas de la tartamudez más influyentes del mundo

Talavera de la Reina

Alejandro Rocha lleva divulgando y sensibilizando sobre la tartamudez a lo largo y ancho del mundo desde el año 2018. El joven de 25 años ha estado en Hoy Por Hoy Talavera repasando sus experiencias vitales como persona con tartamudez.

“Mi infancia fue bien, mi familia estaba sensibilizada porque un tío mío es tartamudo y en el ámbito escolar porque mis compañeros del colegio lo comprendían, ya me conocían. El aspecto espinoso vino en la adolescencia, cuando repetí dos veces y las personas de la clase en la que aterricé me dejaron de lado”.

Ahí desarrolló conductas secundarias derivadas de la tartamudez como ansiedad, fobia social y estrategias de evitación, por lo que empezó a combinar logopedia y psicología, con el objetivo de mejorar su situación. Alejandro dedica unas palabras a Guadalupe, “una profesora de mi colegio que me ayudó mucho a avanzar con las relaciones personales, a aumentar mi confianza y mi capacidad comunicativa. El apoyo docente es muy importante”.

“Las historias vitales de personas iguales que yo me animaron a empezar a divulgar”

Cuando acabó bachillerato entré en la fundación española de la tartamudez, y en el primer encuentro que hicieron a nivel nacional, el activismo llamó a su puerta y empezó a reflexionar sobre qué podía hacer en su localidad para mejorar la vida de las personas con tartamudez y para explicar el tema al resto de la sociedad. “Llevo desde 2018 dando charlas en centros escolares, en asociaciones, colaboro con la facultad de ciencias de la salud de Talavera, con la universidad de Granada o Málaga y con algunas de América Latina”.

Especifica que en España hay entre 500 mil y 800 mil personas tartamudas, mientras que en todo el mundo, 80 millones, representando entre el 1% y el 2% de la población”. “Hay un cambio de miras en pro de las personas con tartamudez y de su inclusión. Los niños, los chicos jóvenes se lo toman más en serio, aunque todavía hay mucha gente que se mofa”.

Pero… ¿qué es la tartamudez?

“La tartamudez es un trastorno de la fluidez del habla que se caracteriza por la falta de fluidez comunicativa mediante la repetición de bloqueos, sílabas, sonidos o palabras. Básicamente, necesitamos más tiempo para transmitir el mensaje”, explica el activista. Recuerda que cada persona es distinta, "no hay un mismo patrón para la tartamudez, hay muchas formas de disfluencia”, detalla Rocha.

Pone el foco en la detección precoz, para descubrir las conductas primarias (bloqueos, prolongaciones y repeticiones, es decir, lo que es más fácil de percibir) y las conductas secundarias (ansiedad o fobia social).

En junio se convirtió en uno de los activistas por la tartamudez más importantes a nivel mundial

Gracias a su trabajo como divulgador, el pasado mes de junio la asociación internacional World Stuttering Network le incluyó en su lista anual que muestra el centenar de influencers que han destacado ese año. Alejandro reconoce que no se lo esperaba pero que se alegra porque le sirve de trampolín para seguir reivindicando, concienciando y colaborando

Pautas para actuar con una persona tartamuda

Alejandro Rocha pide a la población que no tiene tartamudez que facilite las interacciones sociales de la ciudadanía tartamuda. Para ello, traslada los consejos que ofrece en sus conferencias:

-”No nos ayudes completando las frases, simplemente da tiempo. Da igual las disfluencias, los bloqueos, la tensión de la persona, solo hay que dar tiempo”.

-”La tartamudez no se produce por nervios, por lo que no nos digas que nos relajemos, que estemos tranquilos”

-”Mantén el contacto visual y no hagas gracias, no pongas caras raras”

-“No seas impaciente, no nos interrumpas, y si estamos hablando por teléfono, no nos cuelgues”.

-”No nos felicites cuando hablemos más fluido porque eso significa que te estás interesando por cómo digo las cosas y no por lo que digo”.

Alejandro quiere seguir “siendo pesado mucho más tiempo”, dice, “para que la sociedad nos escuche, para que la voz de la tartamudez no calle y para que la inclusión del colectivo sea vigente y no atemporal”, acaba.