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Las zonas despobladas de Castilla-La Mancha ganan habitantes

El Instituto Nacional de Estadística (INE) contabiliza en su saldo migratorio 8.612 habitantes más en las áreas de mayor riesgo que hace dos años

Toledo

Crece la población en las áreas despobladas de Castilla-La Mancha. Concretamente, desde hace dos años, hay 8.612 habitantes más en las áreas de mayor riesgo que son, principalmente, las provincias de Cuenca y Guadalajara en general, el oeste de Albacete y Ciudad Real y el suroeste de la provincia de Toledo.

Entre todas, las provincias de Cuenca y Guadalajara, las más afectadas por la pérdida de población, son las que pueden estar más satisfechas: entre las dos han dado la bienvenida a 5.831 nuevos vecinos. Más del 67 % de esa población se ha producido en las provincias de Cuenca y Guadalajara.

Son datos que se traducen en historias personales como la de Emilio Ferrández, que dejó Madrid para montar una empresa de objetos de recreación histórica en Tragacete; o Mercedes Molinas, que, llegó con su familia desde Argentina, al mismo pueblo conquense, y montó una empresa de venta de zapatos.

A la provincia de Toledo, a Hontanar, llegó Carlos. Él y y Laura, su mujer, decidieron dejar la capital de España por regentar un alojamiento rural. En el año 2020, este municipio tenía 136 habitantes. Hoy, dos años después, tiene 10 más, 146, y uno de ellos, la hija de esta pareja que dejó la ciudad por la realidad rural.

Desde el Gobierno regional achacan este incremento a la Ley contra la Despoblación de Castilla-La Mancha y se felicitan por ello. Aunque la realidad sigue siendo dura, el 80 % de los municipios pierde vecinos y solo un 20 % de sus habitantes vive en zonas rurales. En total, hay más de 500 municipios en extrema despoblación, 173 en intensa despoblación y 25 municipios en riesgo de despoblación.

En cuanto al saldo poblacional –que contempla el saldo migratorio (los que van y vienen) y el vegetativo (personas que nacen y mueren)–, si bien en el conjunto de las tres zonas de la región más afectadas por la despoblación ha sido negativo en 1.249 habitantes por el propio envejecimiento poblacional, la cifra se ha atenuado con respecto a años anteriores.

Queda trabajo por hacer. Reducir la desigualdad a través del fomento del empleo, mejorar los servicios públicos, facilitar la movilidad u otorgar ventajas fiscales para las personas que viven en estas zonas son algunas de las políticas en las que habrá que seguir trabajando para mejorar los datos.