Tristeza y desolación

Toledo

En muchas ocasiones dicen que los comienzos no son fáciles, pero nunca hubiera pensado que eso lo pudiera aplicar a la apertura para mí, de la nueva temporada en la cadena SER. Quizá no entienden por donde voy, pero seguro que ahora me comprenderán, este jueves mi intención era de hablar de algunos asuntos de actualidad, algo positivo, ya que el primer día de clase los profesores nunca ponen un examen sorpresa, pero el pasado 3 de septiembre todo cambió.

El domingo por la tarde nos asoló la denominada DANA, que nos ha sumido desde ese momento a la provincia de Toledo y otras zonas del centro peninsular en una gran tristeza y desolación. Es sobrecogedor transitar por algunos de los pueblos, donde las inundaciones han arrasado con todo a su paso, donde las calzadas, las aceras, las zonas verdes, están convertidas en auténticos lodazales, con coches apilados, como si de un montón de arena se tratase, casas destrozadas, unas inundadas, otras parcialmente derruidas. No quiero pensar por el delicado momento que están pasando los propietarios de esas viviendas y vehículos.

Todo lo anterior podría haber sido peor, porque el trabajo de Policías, Guardia Civil, Bomberos, sanitarios y trabajadores de los ayuntamientos fue crucial para que las cosas no fueran a más, todo mi agradecimiento y gratitud desde estas líneas, porque actualmente siguen al pie del cañón, porque queda muchísimo trabajo por realizar. A lo anterior debemos añadir, la imposibilidad de poder limpiar por la falta de agua que está sufriendo la comarca de La Sagra.

Pero algo debemos sacar de positivo de la situación, que es la solidaridad mostrada y que pienso que nos caracteriza a los españoles. En estos días se ha demostrado ese voluntariado y esa ayuda, han sido muchos los vecinos que han salido de sus casas “armados” con cubos y cepillos, para socorrer a sus conocidos, que se han puesto a sacar el agua de garajes y domicilios anegados, en otros casos a limpiar las casas de lodo. Todas y cada una de esas personas, se merecen el mayor de los reconocimientos.

En esta ocasión, también merecen un reconocimiento muchos alcaldes y concejales de los pueblos, han sido los primeros que han apoyado a los habitantes de sus localidades y han intentado poner los medios para que la catástrofe no fuera peor. Aquí me gustaría hacer una mención especial al alcalde de Toledo, de mi ciudad, Carlos Velázquez, que junto a sus concejales han retirado adoquines de algunas calles, han ayudado a retirar lodo y como es lógico, han estado a pie de calle pendientes y evaluando los daños. El primer examen de la legislatura lo han pasado con nota, parece que en esta ocasión sí que era sorpresa.

Me despido enviando mucha fuerza a todos los afectados, nos toca levantarnos aún más fuertes, hasta la semana que viene.