Opinión

Esta tara es nuestra

La firma de opinión del actor, dramaturgo y director teatral Juanma Cifuentes

Esta tara es nuestra

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Albacete

Corría el año 1943 y mientras en el Mundo se empezaba a vislumbrar la posibilidad de que los alemanes perdiesen la guerra y en España según aparece en las efemérides el Real Madrid le colaba once goles al FC Barcelona en la copa del Generalísimo, en Estados Unidos, se estrenaba una película llamada “This Land is Mine”. O para los que les gusta el doblaje: “Esta Tierra es mía”.

Una película de Jean Renoir, un director de cine parisino en cuyas temáticas casi siempre se promueven los mensajes de paz, los compromisos sociales y los valores humanistas. O para los que les guste el doblaje, aquellos valores que ponen en primer plano al ser humano.

En esta película el gran Renoir nos cuenta una sencilla historia:

En una ciudad de la Francia ocupada, un maestro solterón, que vive con su madre, a raíz de su actitud en los bombardeos adquiere fama, incluso entre sus alumnos, de persona de poco aplomo.

Por aquel entonces no había reparos en que el protagonista de una historia fuese gordo y por tanto le dieron el papel a Charles Laughton.

Charles interpreta el papel de Albert que es acusado injustamente de un asesinato.

Durante el juicio, Albert, investido de una serena dignidad y un valor desconocido por todos, dirige un memorable alegato de la libertad que enciende a sus conciudadanos.

Advirtiendo el peligro de sublevación, el comandante nazi que en estos momentos domina la conciencia del pueblo, le propone un trato: si cesa en su alegato y depone su actitud en el juicio, le garantiza un veredicto de inocencia.

De regreso al tribunal, Albert continúa en su actitud y arenga a sus conciudadanos.

No quitándoles su parte de culpa.

“No solo hay que luchar contra la tiranía, hemos de luchar primero contra nosotros mismos.

La ocupación, cualquier ocupación en cualquier país es posible solo porque estamos corrompidos. Soy el primero en acusarme: por flaqueza y por comodidad no protesté de que se mutilara la verdad en nuestros libros”.

Cuando vienen a detener a Albert, este está dando una clase a sus alumnos que en este momento y a vista de los acontecimientos ya no lo ven como un pelele , sino como un héroe y el personaje se dispone a dar uno de los discursos mas escuetos, clarificante y emocional de la historia del cine Mundial.

Dice así:

“Me temo que ya no daré más clases. No sé cuánto tiempo me queda aún. Como la lección de hoy será muy breve, he querido elegir un buen libro. Uno que me prestó el Profesor Sorel. No lo quemaron como los otros porque lo escondí en mi casa y así lo salvé del fuego. Todo lo que vais a oír ahora es algo que escribieron grandes hombres. Fue escrito en una noche de entusiasmo hace ya mucho tiempo: ciento cincuenta años. Eran hombres de diferente condición. Los había prósperos y muy pobres. Religiosos, comerciantes…Y no entraron en polémica. Se pusieron de acuerdo en aquella noche maravillosa. Otros hombres querrán destruir este libro. Es posible que acabe en el fuego pero no lo borrarán de la memoria. Vosotros lo recordaréis siempre. Y de ahí vuestra enorme importancia. Sois el nuevo país. Declaración de los Derechos del Hombre. Artículo primero: Todos los hombres nacen y permanecen libres con los mismos derechos. Articulo segundo: La finalidad de los partidos políticos es la de proteger los derechos naturales e inalienables del hombre, el derecho a la libertad, a la legitima propiedad y la resistencia a la tiranía. Articulo tercero: El principio de todo gobierno reside en la propia Nación. Ningún grupo, ningún individuo puede ejercer una autoridad que no emane única y exclusivamente del pueblo Articulo cuarto: La Libertad nos faculta para poder hacer todo aquello que no perjudique a los demás Articulo quinto: La ley tiene derecho a prohibir todos aquellos actos que pueden perjudicar a la sociedad Bien, he de irme. No por perjudicar a la sociedad que sois vosotros, sino porque perjudico a la tiranía Adiós, ciudadanos.”

Mientras nosotros estábamos dándole al Mundo titulares de fútbol otros se dedicaban a denunciar situaciones inaceptables y peligrosas desde la maravillosa estética del cine.

Me temo que no hemos evolucionado mucho.

Y ahora solo me queda reproducir una frase que siempre repetía el gran Pepe Sacristán en nuestras largas charlas en los camerinos del Teatro Lope de Vega.

“Por desgracia llevamos cuarenta años de retraso y en algo se debe de notar nuestra tara”.

 
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