Café para todos

Toledo

Esta semana se ha celebrado el día mundial del café, uno de esos días de…- a cuál más tonto según mi parecer- pero que me ha hecho reflexionar sobre cómo somos los españoles y por ende los toledanos. Somos, en general, personas de mentes simples pero de naturaleza caprichosa. Eso lo ejemplifica perfectamente nuestra forma de tomar café. Servir un café en nuestro país tendría que convalidarse con un master en ingeniería espacial, como mínimo ¡Que se lo digan a los camareros! En una mesa de 5 o 6 no se piden dos cafés iguales: con leche fría, caliente, corto, largo, con leche de soja, sin lactosa, con sacarina, con azúcar moreno, sin espuma, con espuma… No somos tan selectivos ni siquiera para elegir novio o novia, ni para comprarnos el traje de la boda… Lo de los cafés es un mundo aparte pero que dice mucho de nuestro carácter.

Si en esa mesa de 5 o de 6 personas de la que hablamos nos propusieran a todos hacer por un día el esfuerzo de pedirnos el café de una sola manera, si tuviéramos que elegir todos el mismo ¿creen ustedes que seríamos capaces de ponernos todos de acuerdo? Yo les digo que no. En algo tan nimio, tan sencillo y tan asumible como cambiar, por un día, nuestra forma de tomar café me juego los dedos de una mano- la izquierda por si acaso- que no nos pondríamos de acuerdo ¿Y luego nos extraña que en asuntos mucho más importantes no seamos capaces de avanzar? Ni siquiera somos capaces de torcer el brazo cuando solo está en juego un café, pues tampoco somos capaces de asumir ni los datos y ni las evidencias científicas.

Ni con 50 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en nuestro país en lo que llevamos de año algunos son capaces de hablar de violencia machista, ni con 38 grados de temperatura máxima en octubre, fulminando todos los récords, algunos son capaces de hablar de cambio climático, es más fácil quedarnos en lo de “será el veranillo”, ni con dos investiduras fallidas algunos son capaces de hablar de perder , ni con la ley en la mano somos capaces de alejarnos de la tertulia barata y preguntarnos si realmente la amnistía es constitucional o no, ni con 13 muertos , calcinados en una discoteca , somos capaces de olvidarnos del morbo y concentrarnos en el dolor de las víctimas.

Somos en general gentes de costumbres, de discursos inamovibles y prejuicios asentados y todos tenemos que hacer un esfuerzo por abrir la mente, mirar la situación desde otro ángulo y ver la vida desde los ojos del vecino de enfrente. Quizá podríamos empezar por pedir mañana simplemente un café.