La piel del otro

Toledo

Dicen que siempre hay que ponerse en la piel del otro para entender por qué ciertas personas en ciertos momentos han actuado de cierta manera, han hecho una cosa o han pensado otra… Ponerse en la piel del otro, mirar la realidad desde otro punto de vista nos humaniza y es muy constructivo, pero es que a veces es muy difícil ponerse en otra piel. En los últimos días hay tres hechos bien distintos que me han hecho reflexionar sobre lo complicado que es entender algunas decisiones y situaciones. Voy al grano:

En Toledo hace unos días un hombre hacía proclamas antiabortistas con el megáfono de un coche patrulla de la policía local. Yo pensé que era una fake new, una noticia falsa, pero al parecer es real. No me voy a meter ni en el contenido del mensaje de lanzaba ni en la investigación que está abierta, pero me resulta difícil meterme en la piel de ambos protagonistas de esta historia. Me resulta incomprensible que un policía deje el megáfono de un coche patrulla a un ciudadano para manifestar cualquier tipo de opinión ya sea antiabortista o antitaurina; pero es que me resulta igual de incomprensible que un ciudadano decida que es “normal” lanzar sus proclamas, que no son precisamente sobre una urgencia o emergencia, con el megáfono de la policía. ¿En serio esto tiene algún tipo de justificación? Una de tres, vamos a por la segunda.

En Pantoja, ya saben un municipio toledano, el alcalde sale en un desfile de fiestas pertrechado con un arma de fuego, no sé si escopeta o rifle, porque yo de armas no entiendo nada. Con un rifle o escopeta en las fiestas de su pueblo pero ¿en qué cabeza cabe? ¿dónde está la gracia, o el sentido, o de que va esto? Es que me parece incomprensible y dice que no estaba cargada ¿en serio? ¿Y qué? Es que no entiendo el mensaje, porque a mi se me viene a la cabeza el mas puro estilo “trumpista”, como si estuviéramos en Texas. Difícil, muy difícil ponerme en la piel de quien tuvo esta idea. Dos de tres Vamos a por la última que también me suena a broma. Resulta que a partir de ahora los miembros del Consejo de Gobierno de nuestra región (vaya los consejeros) se van a tener que poner una medalla en todos los actos públicos a los que vayan como símbolo de reconocimiento e identificación…

O sea que ellos mismo se van a poner a ellos mismos una medalla, en plan autorreconocimiento de su dignidad. ¿En serio? Es que el otro día cuando lo leí no daba crédito. Es un símbolo de reconocimiento en sus relaciones con la sociedad, dicen ¿Pero de qué va esto? La medalla en todo caso se la tendríamos que poner nosotros y no creo que esté ninguno para medallas. ¿Hemos vuelto al medievo? Ah no que igual no habíamos salido… Incomprensible todo, al menos mirándolo desde mi piel, la de una Toledana de Toda la Vida .