Opinión

El progreso

La firma de opinión del actor, director teatral y dramaturgo Juanma Cifuentes

El progreso

Albacete

El progreso es un concepto humano. Ninguna otra especie declara o presume de su progreso.

El deseo del progreso es la mejora de la condición humana. Ninguna otra especie declara este deseo, al menos abiertamente.

Y de este maravilloso concepto se adueñó “el progresismo”, con el buen fin de crear un estado de bienestar, de defensa de los derechos civiles, la participación ciudadana y la redistribución de la riqueza.

Y es así como aquellos primeros progresistas fomentaron reformas en lo social, lo económico, lo político y lo institucional. Con el tiempo y gracias a esta manía que tiene el ser humano de convertirse en “feligresía”, aparecieron como por obra del espíritu santo una nueva clase social “la progresía” (lo que nos gustan los clubs privados, aunque la filosofía que predicas huya de ellos).

La nueva progresía se fue “estupidando” tanto que “involucionaron” rápidamente a una nueva clase, la de “los progres”. “Los progres” en poco tiempo llegaron a unos niveles máximos de estupidez política y día a día abundan en su proyecto de vida para llegar a sus niveles más altos.

“El progre” de cara al sistema político es renovador, reformista e innovador De cara a sí mismo es tolerante, humanista y de izquierdas. No hay progres de derechas o al menos son poco creíbles. Esto explica por qué el "progre" es "antifascista", pero no "anticomunista".

El “progre" suele confundir sus deseos con la realidad y es por ello que nunca mira hacia atrás en busca de inspiración, mira sólo hacia adelante, en dirección siempre a las novedades nunca antes ensayadas y de eficacia indemostrable. Y suele ocurrir con mucha frecuencia que es peor el remedio que la enfermedad.

Les encanta la educación y por regla general sus sistemas educativos son un verdadero nido de docentes desorientados. Y sobre todo si eres progre o estas a punto de serlo te tiene que gustar el campo aunque lo más cerca que hayas estado en el sea dando un paseo por la Pulgosa.

Y si un fin de semana se van a ese campo que tanto quieren y por casualidad entablan una conversación con un campesino conservador, cosa extraña, pero a veces los milagros existen, se atreven a dar clases magistrales de como se debe cuidar el medio, sin pararse a pensar que un campesino aunque sea conservador, es incapaz de hacer algo contra el medio ambiente en el que vive.

Y dan lecciones mesiánicas sobre el calentamiento global, el agotamiento de recursos o lo insostenible del desarrollo, aplicándose el cuento y moderando su consumo energético…

Pausa dramática…

Utilizando los transportes públicos Otra pausa dramática porque muchos progres, muchos progres, no he visto yo en el citado transporte.

Y reciclando. De nuevo pausa dramática porque si he hablado con progres que no tienen muy claro el color del cubo en el que va cada uno de los desperdicios Y les he visto defender la necesidad de aplicar el protocolo de Kyoto, sin tener ni la menor idea de lo que es.

Pero con todo esto, su solidaridad con la naturaleza queda más que satisfecha y su conciencia progre egocéntricamente cubierta. Y cuando están cubiertos egocéntricamente, se declaran pacifismo, solidarios, humanistas, ecologistas, tolerantes y sobre todo cultos.

Y si la cultura del momento pasa por legitimar incluso a unos golpistas de derechas, se legitima, con dos huevos, o dos ovarios y además se vanaglorian de ello. Los "progres" son así, como cantaba Bety la fea.

El "progre" es una contracción risible y grotesca, surgida del universo más simplón del ser humano.

En conclusión, “el progre" es un pobre individuo con déficit de conocimientos reales e inflación de utopías.