El baño en el Bullaque, un clásico de fin de año
En torno a 70 personas se han sumergido en las frías aguas del río Bullaque en El Robledo ( Ciudad Real )
Ciudad Real
En El Robledo no se entiende un 31 de diciembre sin el baño en las gélidas aguas del Bullaque. Un año más, el Día del Río ha reunido a vecinos de la comarca y visitantes ( más de un centenar ) para repetir el clásico chapuzón. En torno a 70 personas son las que se han bañado en esta ocasión en un río que "está flamante" con el caudal lleno como reconoce el alcalde Gustavo Ormeño para quien ha sido su primer baño como primer edil, aunque con este, ya han sido cinco.
Hay quienes no faltan a la cita, como Martina Alonso, que a sus 79 años lo ha vuelto a hacer. Solo faltó los dos primeros años y desde el 97 viene sumergiéndose en el río. Este año lo ha hecho con unas mallas y una camiseta que reivindica el caudal del río Bullaque. "Este año ha sido masivo. Ha habido mucha gente y sobre todo niños. Eso nos ha encantado verlo", decía en declaraciones a la Cadena SER.
El baño en el Bullaque es una tradición que se inició en 1995. Entonces los vecinos de los municipios del Valle del Bullaque se bañaron por primera vez para celebrar que el cauce del Bullaque, que había quedado seco tras la importante sequía de los años 90, volvía a llevar agua.
El baño en el Bullaque se ha convertido desde entonces en un evento festivo que reúne a vecinos y numerosos curiosos que acuden a ver cómo los más atrevidos remojan sus cuerpos en sus gélidas aguas, sin perder el carácter reivindicativo para exigir a las distintas administraciones públicas que apuesten por su conservación y protección como espacio natural.
"Pedimos que se haga una gestión responsable del agua porque tan necesaria es para mantener el río con vida como para dar vida a personas y animales", ha dicho en la SER Ormeño.
Y es que este año la iniciativa también se ha visto marcada por la polarización de las opiniones y posiciones que una parte y otra de la sociedad mantienen sobre el uso que se le debe dar al agua que se regula en el embalse de Torre de Abraham, en la cabecera del río.
Las división de bloques y opiniones enfrentadas se ha reflejado a través de gestos simbólicos entre quienes defienden que el agua ha de servir para mantener el caudal ecológico del río, y aquellos que apuestan porque el agua se emplee para otros usos, como el riego para los cultivos de la zona de regadío.
Uno de ellos, el más significativo, ha sido que este año, el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de El Robledo, recientemente gobernado por una agrupación de electores independiente, ha decidido no colocar la pancarta que durante más de 25 años se instalaba para recordar la importancia de mantener vivo el río Bullaque a través del caudal ecológico, incluso en épocas de menos abundancia de lluvias.
El alcalde de El Robledo, Gustavo Ormeño, ha justificado a EFE la decisión de no poner esta pancarta para dar cabida a todo el mundo, tanto a los defensores del río que forman parte de la Plataforma Bullaque Vivo, como a los agricultores y ganaderos, y ha asegurado que el Consistorio "es el principal defensor del río".
El río Bullaque, considerado Lugar de Interés Comunitario e incluido en la Red Natura 2000 y en la Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha, y que forma parte también el Parque Nacional de Cabañeros, es una de las principales señas de identidad de los vecinos de esta comarca que ancestralmente han estado ligados a su cauce.