Impotencia

Albacete

La situación humanitaria en Gaza se deteriora día tras día en medio de intensos combates entre Hamás e Israel. La mayoría de los gazatíes se ha quedado sin casa, un millón de personas se hacinan en Rafah sin agua ni comida y casi todos los hospitales del norte han dejado de funcionar.

"Una respuesta humanitaria eficaz se convierte en una mera ilusión cuando persisten los bombardeos, que obstaculizan las entregas, y cuando sólo se permite una ayuda mínima", suscriben una veintena de ONG en diferentes medios.

Los niños, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas con discapacidad son las que soportan la carga más pesada en estas terribles circunstancias. Las condiciones actuales en Gaza son sencillamente insostenibles.

Replicó de forma literal un apartado del artículo del Diario de León -Una reflexión sobre la guerra en Gaza en tiempos de Navidad-: “La presentación del otro bando como la personificación del mal justifica los medios utilizados para combatirlo. Las muertes de civiles se justifican como daños colaterales incluso cuando superan ampliamente en número a los objetivos militares legítimos. Alimentados por lo que parece una insaciable sed de venganza, ambas partes del conflicto creen que la violencia traerá la victoria. Y este es quizás el mito más venenoso de cualquier conflicto”. El principal blanco, una población civil inocente.

Es difícil pedir moderación, apoyar el diálogo y promover la reconciliación en medio de la guerra, pero me temo que como sociedad no tenemos otra alternativaporque rendirnos y bajar los brazos no pueden ser una elección en medio de tanta muerte y tanto odio.

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En la sociedad se empieza a notar el agotamiento, la desilusión, la frustración y por sobre todo la impotencia frente a un conflicto que resulta lejano pero que nos es más cercano que nunca, creemos que “tomar posiciones” o “elegir bando” es el camino, y yo me temo que tampoco resuelve nada.

Ni las instituciones religiosas, ni las no religiosas, ni las ONG, ni la ONU parecen encontrar el camino, se cruzan diferentes intereses en la Comunidad Internacional y mientras tanto la catástrofe es cada vez mayor ante nuestros ojos. Nos sentimos sin fuerzas para celebrar las navidades pero también tenemos derecho a amar y brindar por los nuestros en un mundo que cada vez da más miedo.

Que la impotencia no nos paralice, que el odio no gane. Vamos a seguir movilizándonos, vamos a seguir gritando “Alto al Fuego”, vamos seguir pidiendo respeto a los Derechos Humanos y al DIH, vamos a seguir eligiendo la libre entrada de ayuda humanitaria como el único camino. No podemos vivir indiferentes a lo que nos rodea, no podemos ver las guerras desde lejos aunque nuestro propio día a día también sea una intensa lucha personal. Quien desde su fe crea que hay un dios que puede acabar con esto que ore alto, muy alto, quienes desde la manifestación clara de rechazo a la guerra movilicen amigos, sociedad y familia que ¡no se detengan por favor!

Está navidad, parece una “no vida”. No sé, parece que no hay esperanza aunque espero que nos queden fuerzas para exigir la paz. La impotencia no nos puede ganar la partida. El olvido sería el peor camino. ¿Querríamos que se olvidarán de nosotros y nuestra familias si estuviéramos en Gaza?