La plaza del río

Talavera de la Reina

Paseo esta tarde de invierno con mi madre por los alrededores de la plaza del Río, allá donde en su día estuvo la puerta del mismo nombre, la carbonería y tantos y tantos recuerdos de una Talavera casi olvidada. Mi madre me cuenta anécdotas de los vecinos, de las travesuras de los chiquillos subiéndose a los carros en días de mercado o atando cuerdas para llamar a la aldaba de la familia Morales.

La plaza talaverana, está viviendo una modernización y entrará dentro de la zona de bajas emisiones. Sin embargo, veo con tristeza, que se va a dedicar a que aparquen dieciséis coches según lo previsto por el gobierno municipal anterior.

Esta plaza debería ser para uso y disfrute de los ciudadanos, con bancos de cerámica, aroma de azahar y río y a poder ser con el rumor del agua de una fuente y recuerdos de la Celestina. Por el contrario, tenemos cerca un espacio no utilizado como el centro de educación vial, hace años abandonado que podría acoger decenas de vehículos.

Dejemos que el rumor del Tajo y los gorriones al atardecer amenicen nuestro casco antiguo y no los humos y el estruendo de tubos de escape.