Ofibuses y sucursales en zonas poco pobladas: Castilla-La Mancha reduce la brecha financiera en casi 14.000 personas

Toledo

Se reduce la brecha financiera en Castilla-La Mancha aunque el 41 por ciento de los municipios -el 1,8 por ciento de la población- sigue sin tener acceso a estos servicios en su propia localidad. Según el último informe del Observatorio de Inclusión Financiera, la región perdió en 2022 un total de 312 puntos bancarios entre oficinas y cajeros aunque la población afectada por la exclusión financiera se redujo en casi 14.000 personas.

Contar con oficina bancaria o, en su defecto, con un cajero es clave para ayudar a fijar población en estas zonas y mantener el tejido empresarial. Lo saben bien en El Torno, una EATIM de Ciudad Real, o en Pelahustán, un municipio de Toledo, de apenas 300 habitantes, que desde hace varios días cuentan con su primer cajero automático y que, en este último caso, evitará los desplazamientos a Nombela o El Real de San Vicente para disponer de efectivo.

La medida, explica el alcalde de Pelahustán, Roberto García, "va en consonancia con otro objetivo que tenemos desde el Ayuntamiento que es combatir la despoblación y hacer que los jóvenes se quieran quedar a vivir en su pueblo y ser un municipio atractivo para que otros muchos ciudadanos quieran instalarse y desarrollar un proyecto de vida aquí". La localidad cuenta con una oficina bancaria que sólo presta servicio en horario de mañana.

Una brecha que se acentuó con la reestructuración del sector bancario y que las entidades tratan de afrontar con diversas estrategias. Eurocaja Rural apuesta por la apertura de oficinas con atención presencial. El 16 por ciento de sus 455 oficinas se encuentran en municipios de menos de 1.000 habitantes y el 5,5 en localidades de menos de 500, aunque también se están abriendo oficinas en los barrios de algunas ciudades que también sufren la exclusión financiera.

"En un centenar de esas localidades somos prácticamente la única referencia financiera", explica su presidente, Javier López Martín, que recuerda que la entidad es una cooperativa de crédito que, además de la cuenta de resultados, da mucha importancia a la labor social. Desde Eurocaja Rural recuerdan que no sólo se trata de abrir nuevas oficinas sino de mantener las que ya existen y dotarlas de personal. Las plantillas son la cara de Eurocaja Rural con nuestros socios y clientes”, subraya.

'Ofibuses': una alternativa al alza

En CaixaBank, otras de las entidades implantadas en la región, han llegado a acuerdos con varias administraciones. La entidad cuenta con dos rutas de 'ofibuses' que llegan a dos pueblos de Toledo, 29 de Ciudad Real y 32 de Guadalajara y espera ampliar a toda la región el acuerdo suscrito con la Diputación de Guadalajara que ha permitido abrir 33 cajeros automáticos en esta provincia que permiten hacer múltiples operaciones.

Según CaixaBank, sus oficinas móviles dan cobertura a 52.500 personas y realizan más de 7.300 kilómetros al mes. Un recurso que, según su delegado territorial en Castilla-La Mancha, Juan Luis Vidal, utilizan sobre todo pensionistas pero también agricultores que necesitan realizar los trámites de la PAC y hosteleros. El número de visitas de estos 'ofibuses' se programa con las administraciones y se sitúan entre una y cuatro veces al mes según la demanda.

Vidal subraya además el éxito de los cajeros con operaciones que, en muchos casos, apunta, superan a la propia población de los municipios y que, además, van acompañadas de una formación para que sus vecinos puedan sacar el mayor rendimiento de ellos. Unos 'ofibuses' que, recuerdan desde esta entidad, jugaron un papel muy importante en los municipios afectados por la DANA del pasado año hasta que las oficinas pudieron recuperar su actividad.

La apertura de nuevas sucursales y las oficinas móviles explican que casi 14.000 personas hayan abandonado la brecha financiera en la Castilla-La Mancha, la mayoría -casi 12.000- en la provincia de Guadalajara. Las cifras han mejorado pero la región seguía siendo en 2022 una de las que más servicios presenciales perdió, con un 23,1 por ciento menos. Cuenca, con un 9,9 por ciento, y Toledo, con un 8,3, se sitúan entre las provincias con mayores caídas.