Golpes de realidad
La firma de opinión de Évelin R. Molano, activista y voluntaria de distintas organizaciones, fundaciones y colectivos en defensa de los Derechos Humanos, Sociales, Económicos, Culturales y Ambientales
'Golpes de realidad', la opinión de Évelin R. Molano
Albacete
Muchas personas empiezan cada año con diferentes retos y metas: Gimnasio, idiomas, voluntariado, cuidado de la familia, vida sana y un largo etcétera. Lo cual, por cierto, está bastante bien.
Otras tantas no tienen tiempo de plantearse retos porque el día a día les avasalla, no me puedo imaginar cuales son las perspectivas en el 2024 para las personas que están en Gaza, Ucrania, Irán, Afganistán y otros múltiples lugares donde la desesperanza es el día a día.
Estar en Europa, poseer derechos, libertades y una oportunidad de vida es casi un privilegio y aunque desde aquí muchos luchamos por no olvidar, a veces, nuestra propia realidad nos anestesia.
El golpe de realidad en América Latina, pasa por un sin número de feminicidios diarios, las noticias son desgarradoras, a su vez líderes comunitarios y defensores desaparecen, mueren o son amenazados. En países donde la pobreza es el estándar, perder la vida en el robo de un coche o un móvil es casi que algo natural, y si a eso le sumas una corrupción política destacable, sin diferencia de color, es una jungla donde unos y otros al final se aprovechan del esfuerzo de su pueblo, y su pueblo ya no cree absolutamente nada.
Los golpes de realidad, cuando vuelves, los vives y los observas de cerca, en el fondo, te aterran. Es que definitivamente el mundo está mal repartido o mal organizado, no lo sé. El golpe de realidad es que donde el acceso a la salud, la vivienda o la educación es un privilegio de pocos, la esperanza de un mundo más justo o que duela menos, se cae al suelo.
Los países latinoamericanos al igual que los africanos son maravillosos y ricos en recursos naturales, la pena es que solo unos pocos se han aprovechado de ello y ni siquiera son ellos mismos. He visto cruzar a personas de Venezuela a Colombia, caminando, en condiciones infrahumanas, y una vez más he comprobado que cuando hay hambre y dolor, ninguna frontera es límite.
También he entendido una vez más el “egoísmo” desde su expresión más natural: La supervivencia. Es decir, si no llego casi a fin de mes, si no tengo expectativas, si el acceso a la salud es limitado, si nunca podré estudiar… cómo voy a tener ni tan siquiera cabeza o tiempo para pensar en otros, para luchar por otros, para levantar la voz por alguien que está a kilómetros de mí.
El pasado sábado 20 enero, me encontré Albacete con casi 2.000 personas en la calle gritando ¡Alto Al Fuego! Muchas de ellas con los ojos encharcados pidiendo que cese la masacre y la barbarie en Gaza. Más de 20 organizaciones fueron capaces de ponerse de acuerdo para movilizar algo que no tiene nada que ver con ellos mismos, ni con su trabajo, su comida o sus vidas, conozco a muchísimas de ellas y sé bien de su compromiso.
Y lo que pienso al final, o lo que siento, es por un lado un gran temor porque los golpes de realidad nos hagan perder la esperanza, nos quiten las fuerzas o nos hagan entrar debates vacíos que nos separen de los objetivos reales: El respeto a la vida, el valor de la diferencia, el derecho a una vivienda, un empleo digno, salud y educación. Estos mínimos que los Derechos Humanos consagran, y que se pensaron como un estándar común para todos los pueblos y naciones.
Y es también cuando tu propia realidad te golpea, cuando te duelen los tuyos, cuando como decía Facundo Cabral “No eres de aquí ni de allí”, cuando la distancia pesa y los tuyos parece que empiezan a partir, es cuando ese dolor, que también te paraliza, debe reinventarse para seguir pensando alguien más que en ti misma.
Creo que esto nos sucede a muchos y en el fondo es un regalo. La oportunidad de seguir luchando es algo esperanzador como sociedad.
“Según desde dónde se libre la lucha y el compromiso social, es casi que un privilegio”.
Estar de este lado es un privilegio, y es por ello que los Derechos conquistados no se pueden dejar perder. GOLPES DE REALIDAD.
Évelin R. Molano
Colombiana, hija adoptiva de Albacete desde hace...