Recelos de aeropuerto
La firma de opinión del director de La Tribuna Ciudad Real, Diego Murillo
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Ciudad Real
Está ahí, silencioso, como si sus 1.200 hectáreas no hicieran daño a nadie. En el kilómetro 178 de una autovía a ninguna parte, la mayor infraestructura de la provincia languidece sin pena ni gloria. Hace justo unos días me preguntaban sobre el aeropuerto de Ciudad Real. Una nueva polémica estaba servida. Por enésima vez salía a la luz el proyecto del aeródromo de Casarrubios, de la provincia de Toledo. Mi respuesta fue sencilla: si el Gobierno de Madrid, quiere se hará. Ésa ha sido siempre un palo en la rueda de nuestro aeropuerto. El de Ciudad Real. Una de tantas.
La Comunidad de Madrid y Aena nunca han permitido que se hiciera sombra a la estrella de la corona, Barajas. Aparte de los pecados antiguos, presentes y futuros de la infraestructura manchega, nunca fueron gratuitos los ataques dirigidos. Ahora resurge un proyecto que dice no ser competencia con el de Ciudad Real y se presenta como la alternativa eficaz, cercana a los intereses de Madrid. Como siempre. Lo curioso es que de Casarrubios a Atocha les separan 46 minutos de coche, casi el mismo tiempo que si sube un pasajero en el AVE a su paso por el aeropuerto de Ciudad Real.
La diferencia, es que la inversión está hecha y solo hace falta voluntad y más dinero por parte de la propiedad, complicidad entre las administraciones y una estrategia y apuesta clara de cómo recuperar este aeropuerto. O CRIA espabila o vuelven a comernos la tostada, porque repito, si Madrid quiere, ése aeropuerto se hará y quiera o no, enterrará al nuestro más de lo que ya está.