Opinión

Humanidad sin distinciones

La firma de opinión de Évelin R. Molano, activista y voluntaria de distintas organizaciones, fundaciones y colectivos en defensa de los Derechos Humanos, Sociales, Económicos, Culturales y Ambientales

Évelin R. Molano, colaboradora de Radio Albacete / Radio Albacete

'Humanidad sin distinción', la opinión de Évelin R. Molano

Albacete

Lo que debería ser un trámite de varios días se está demorando durante semanas en la mayoría de los casos y ha terminado por desbordar las capacidades de acogida digna y de una correcta asistencia letrada. La situación preocupa tanto a las ONG como a los abogados de los solicitantes de asilo y al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El Defensor del Pueblo ha acudido al aeropuerto de Barajas en varias ocasiones. Ya en su visita del 20 de diciembre enumeraba diferentes deficiencias como "personas durmiendo en colchonetas en el suelo, plaga de chinches, ropa de cama insuficiente o alimentación deficiente".

Los abogados no pueden ser notificados en tiempo y forma al igual que sus representados. Se está jugando con personas que están solicitando protección internacional porque su vida y la de sus familias están en peligro.

Respetar las leyes internacionales de asilo, tanto españolas, como globales y europeas, parece lo obvio: Contar con un intérprete, un abogado, poder registrar su solicitud de asilo de forma privada, no estar hacinados ni durmiendo en cartones. Aquella humanidad que irradiamos con nuestros vecinos ucranianos no resulta ser la misma para aquellas personas procedentes de Senegal, Marruecos, Somalia, Venezuela y Colombia.

Durante varias semanas, al menos 400 personas, entre las que estarían alrededor de unas 100 mujeres embarazadas, así como niños y niñas de corta edad, se encuentran hacinadas en Barajas. Es la denuncia de múltiples organizaciones, y la respuesta sigue siendo insuficiente.

Cuando suceden estás cosas al igual que la llegada de pateras, hay una parte de la sociedad que entra en “pánico” como si de una especie de “invasión” se tratará, hablar de las personas solo como números les quita identidad, les quita humanidad. Es fácil despistarnos y decir que “no se pueden recibir” que ya son “demasiados” todo desde la visión miope de quien está en su casa y vive desde el “miedo a la diferencia” y con falta de información.

Ni son tantos ni van a invadir nada, se están acogiendo a las normas de protección internacional y deben tener acceso a un proceso digno. Queremos que las guerras y el dolor nos pillen lejos y que a ser posible esas personas no estén cerca, pero resulta que el mundo es global y lo que sucede en un rincón termina por repercutir en otro.

Además, Europa ya vive muy de cerca la barbarie de la guerra y sus miserias, pero se suele carecer de memoria o al parecer hay una especie de “humanidad selectiva” que elige a que personas sí se les debe abrir la puerta y garantizar sus derechos y a cuales según su origen o el color del su piel se les debe poner un muro enfrente.

Los gobiernos deben garantizar los Derechos Humanos y el debido proceso de las personas solicitantes de asilo. Por otro lado, esa sociedad que empatiza debería ser más que a la que se le infunde tanto miedo y desconfianza.

Évelin R. Molano

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