Lo imprevisible y lo sabio

Ciudad Real

Con tanta vuelta y revuelta en torno a la fallida en primera instancia ley de Amnistía, lo mejor que se puede recomendar a quien intente encontrarle algún sentido es que tome nota de lo que pasa en el Tíbet. Literalmente, y que nadie crea que estoy, ni mucho menos, fuera de órbita.

Al menos a mí se me ha despejado muchísimo el panorama cuando, por sorpresa, me he encontrado, en la prestigiosa contraportada de La Vanguardia, con una entrevista sin desperdicio a Penpa Tsering, presidente tibetano en el exilio. Al principio, la verdad es que me chocó, casi tanto como me atrajo, pero después de leerla detenidamente puedo asegurar que el gran diario barcelonés ha acertado de lleno con el momento elegido para difundir las reflexiones y los análisis de tan singular y tan meritorio dirigente político.

Rescato uno especialmente atinado de entre sus certeros comentarios: “Yo aspiro a un país soberano. Y China aspira a borrar la identidad de Tíbet. Dos extremos: lo sabio es la vía intermedia. ¿Qué vía intermedia? Pues estar en China… ¡pero con autonomía! Como Catalunya, Euskadi, Escocia, Quebec…”.

Los tibetanos son hoy unos 130.000 huidos por todo el mundo, aunque con notable presencia en India donde se cuentan unos 70.000.  Aspiran a preservar su lengua, su religión (el budismo), sus tradiciones y costumbres, en suma, su identidad, “como pueden hacer  los catalanes en España”, perla preciosa que rescato aquí de las preclaras palabras de quien defiende el valor de lo imprevisible más allá de los agotadores y ciegos partidismos.

Ante el cuento de nunca acabar de la ley de Amnistía, agrada un soplo de sensatez como el que aporta Penpa Tsering, un auténtico presidente democrático en el exilio, perseguido, éste sí, por un régimen  monolítico y dictatorial, un auténtico gigante al que Tíbet desnuda sus pies de barro.