Por San Blas, la cigüeña verás

Toledo

Toledo. Ya sabemos lo que la marmota Phil nos dijo en el “Día de la marmota”: esta primavera va a ser temprana. Sabemos que el acierto de la marmota es escaso, pero todo apunta a que será así ya que estamos viviendo un año, por no decir una década, increíble para el clima de la tierra. Basta con saber que el pasado 1 de febrero se alcanzó la temperatura más alta del océano a escala global. Nunca los océanos habían estado tan calientes a principios de año como en 2024 y eso que estamos hablando de los datos registrados desde 1980 (https://climatereanalyzer.org/clim/sst_daily/). Los océanos, como el aíre de la atmósfera, se están calentando por el cambio climático y ya podemos decir que a escala global su temperatura está 1 ºC por encima de la media registrada entre 1982 y 2011. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Esto se ve reforzado porque el fenómeno de El Niño se está terminando y esto incrementa la temperatura del océano Pacífico de forma muy marcada.

El asunto es alarmante, pero la vida sigue adaptándose a este nuevo ambiente que se nos presente. Después del día de la marmota que se celebra el 2 de febrero, tenemos la festividad de San Blas, ese día en el cual la cigüeña (Ciconia ciconia) verás. Esto alude a que en estas fechas es cuando solían llegar las cigüeñas desde África. Esta especie, que todo el mundo conoce, suele pasar el invierno en la zona del Sahel, es decir, en Níger, Mauritania, Mali y Senegal. Esto supone un viaje de unos 3500 kilómetros cruzando el Estrecho de Gibraltar y el desierto del Sáhara. Hoy sabemos que los jóvenes del año suelen realizar este viaje de ida y vuelta su primer año de vida, mientras que un porcentaje de adultos no lo realiza y pasa el invierno en la península Ibérica.

Sabemos que siempre se han quedado cigüeñas en la península Ibérica pero ahora el porcentaje de individuos que toman esta estrategia es mayor. Esto se vio acelerado por la introducción de una especie invasora, el cangrejo americano (Procambarus clarkii) en el río Guadalquivir allá los la década de los 80 del pasado siglo. Pero la cigüeña no es la única especie que ha cambiado su comportamiento migrador, también lo han hecho las abubillas (Upupa epops), el águila calzada (Aquila pennata), el águila pescadora (Pandion aliaetus), las golondrinas (Hirunda rustica) o el autillo (Otus stops). Estas especies pasan el invierno en las marismas del Guadalquivir y humedales de provincias costeras, sobre todo en Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana.

En definitiva, estos son ejemplos que nos muestran que el cambio climático tiene un impacto sobre el medio ambiente y que de este no se va a escapar ni la agricultura ni la ganadería. Vamos camino a un nuevo tiempo en el cual hace falta una nueva revolución para asegurar la vida como la entendemos hoy en el planeta Tierra. Espero que las soluciones no se dilaten demasiado en el tiempo.