Sobreactuación política
La firma de opinión de la investigadora y decana de la Facultad de Medicina de Albacete, Silvia Llorens
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Albacete
Desde mediados de enero estoy trabajando con el alumnado de medicina la fisiología digestiva, dicho de otro modo, cómo funciona nuestro aparato digestivo para que podamos nutrirnos y, vivir, al fin y al cabo. El aparato digestivo, al que solemos ignorar bastante cuando comemos, porque él solito va a adaptar sus funciones a lo que nosotros ingerimos, sea frío-caliente, comida rica en grasa, en proteínas o carbohidratos, es aún hoy día un sistema del que todavía falta mucho por conocer, aunque ya se le conoce como segundo cerebro.
Les he explicado al alumnado, que existe una importante relación entre nuestras emociones, ya sea el humor, hostilidad, depresión… y el funcionamiento del sistema digestivo y viceversa. De hecho, en el lenguaje coloquial podemos entrever esa relación entre emociones y fisiología digestiva. Por ejemplo, cuando tenemos miedo solemos decir “me he cagado de miedo”, cagar una función vital para nosotros, o, cuando nos encontramos con situaciones complicadas, “es un asunto difícil de digerir”, digerir es romper los nutrientes para que puedan pasar a la sangre y nutrirnos. También, cuando hemos sido capaces de discutir de manera vehemente por algo y al final vemos que no llevamos razón, a veces decimos “me lo he tenido que tragar”, tragar o deglutir, también una función digestiva. O, “tengo un nudo en el estómago”, para representar que estamos nerviosos.
Pues bien, en estos días en los que estamos viviendo lo que yo llamo una sobreactuación en la política, oyendo insultos constantes, diálogos crispados sin sentido, comentarios sexistas, xenófobos, en general discursos, a mi parecer, más que desafortunados e incendiarios…Yo me pregunto ¿cómo les estará funcionando el sistema digestivo a esta gente? Evidentemente, mal. El estrés, el ambiente más que negativo exacerbado, no le sienta nada bien al sistema digestivo y, por ende, nos afecta a la ciudadanía, que estamos recibiendo por parte de la política un trato más que degradante.
Y pienso: ¿no deberían relajarse? ¿hacerle más caso a su sistema digestivo y cuidarlo? Esto haría que se secretase un poco más de serotonina desde sus intestinos, la serotonina es la hormona de la felicidad, y así, quizás podrían llevar a cabo una oposición más proporcionada, con discursos serios, fruto del análisis y la reflexión con calma, de una manera más inteligente, y con propuestas constructivas en pro de la justicia social, no solo elevar las partes más populistas para dividir a la población. La oposición en política no debería significar estar en contra de todo lo que proponga el contrario, sino intentar convencer al contrario de su opinión. Con insultos, menosprecios…es evidente que esto no se puede llevar a cabo. Nadie puede olvidar que somos los ciudadanos quienes hemos votado libremente la opción que, consideramos que más nos convence o nos representa, para cuidar de nuestro bienestar y salvaguardar nuestros recursos o dineros. La corrupción, sin embargo, no puede culpabilizar al sistema digestivo, esto es más bien una cuestión de sinvergüenza insolidaria y pura avaricia, que tiene más que ver con el cerebro que está encima de nuestros hombros.
Así, para rebajar esa hostilidad o enfado permanente, quizás deberían acudir al médico de digestivo y, quién sabe si así, la política actual podría ser más eficiente y buena para todos y todas, sin dar tanta vergüenza ajena.
Buen fin de semana, piensen en cuidarse mucho y háganle caso a su sistema digestivo.