Responsabilidades

Albacete

No me puedo llegar a imaginar el dolor infinito de las familias de los dos guardias civiles asesinados por una narcolancha en Barbate. Espero que lleguen a sentir todo el apoyo de la sociedad, todo el cariño de sus allegados y todo el respeto que merecen. Que nadie se aproveche de su dolor.

Focalizar responsabilidades, validar hechos y tomar decisiones forma parte de la obligación de los gobiernos para con aquellos que pierden la vida en un acto de servicio y más aún si no están dotados de los medios necesarios tal y como se ha denunciado por diferentes asociaciones y sindicatos de la Guardia Civil, y que es absolutamente evidente en este caso.

El narcotráfico es un problema de fondo que enturbia todo lo que le rodea, desde el espectro social hasta el entorno y por supuesto a las personas que terminan trabajando en ello. Escuchar durante varios minutos cómo la gente que graba el ataque está jaleando a los narcotraficantes para que hundan a los agentes habla mucho de una situación social grave, replica de las que se viven en muchos países productores más pobres. Cuando la única salida para las familias es el narcotráfico hay un problema de calado.

Los policías denuncian que las plantillas viven una situación crónica de desamparo institucional. Acosados y agredidos por las mafias de la droga que extienden la presión a las familias de los agentes y que por ello prefieren otros destinos.

Por lo visto la arquitectura delictiva está tan arraigada en el Campo de Gibraltar que se ha naturalizado. Acabar con esta lacra supone muchos recursos, muchos esfuerzos y un plan estratégico por parte de todas las administraciones comprometidas, es un problema de Estado.

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No conozco la situación en profundidad pero sé de primera mano lo que supone para un país que el narcotráfico sea la base de la economía de los más vulnerables: Conflictividad, muerte, juventud pérdida porque entiende que ni estudiando ni trabajando llegará a tener ni vivir como con el dinero del narcotráfico. De lo que tampoco son conscientes es de la tragedia que lleva detrás y de la corta duración de esa “gran vida”.

Es muy doloroso que la pérdida de vidas sea la que vuelve a poner el foco en un problema que al parecer lleva muchos años. Lo que tampoco es de recibo es que quienes se juegan la vida en un terreno tan peligroso se encuentren abandonados y llenos de miedo.

Todas las vidas importan, lamentablemente el narcotráfico es una lacra que se lleva miles de vidas por delante año tras año en muchos lugares del mundo.

Mucha fortaleza para las familias, mucha responsabilidad por parte de las administraciones y gobiernos. El reto es casi que internacional.

Como sociedad solo podemos intentar ponernos del lado de las soluciones y del respeto a la vida, intentando no alimentar odios innecesarios.