El Museo del niño
La firma de opinión del crítico cultural Juan Ángel Fernández
'El Museo del niño', la opinión de JAF
Albacete
A menudo suele ocurrir que por alguna razón que nunca sabré explicar, no sé: un paseo mañanero de los que suelen durar, un largo viaje en coche con la única compañía de aquel viejo disco de Bob Dylan, una charla animada con algún amigo... historias que suelen terminar sobre algún detalle de nuestra infancia común. Al menos a mí me asiste con cierta frecuencia esa improvisada mirada a los primeros años.
Hace unos días, unos amigos comentaron la impresión que les había producido la visita al Museo del Niño y Centro de Documentación Histórica de la Escuela, en la calle Amparo, 14, junto a la calle Hermanos Falcó. El museo fue creado en 1987 por el profesor de Educación Primaria Juan Peralta con el objeto de recoger la historia de la infancia y la educación. Desde el año 2000 pertenece a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. El museo muestra la historia de la formación, el juego, el ajuar... infantil, el mundo de los tebeos y los problemas de la infancia. Básicamente divide su difusión en tres periodos vitales de la ciudad: La Escuela en la restauración de 1874 a 1931; La Escuela en la República de 1931 a 1939 y la Escuela en el Franquismo de 1939 a 1975. Su contenido es asombroso, efectivamente: Aulas reproducidas fielmente de nuestras escuelas infantiles, con sus pupitres auténticos con la única ausencia del olor a inocente humanidad de aquellos años; o el detalle puntual de fotografiar a los pedagogos de Castilla la Mancha de esas épocas, alumnos de las Escuelas de la República o textos didácticos, por ejemplo, sobre aquellas escuelas: hasta muy entrado el siglo XX, las niñas fueron discriminadas respecto a los niños no solamente en cuanto al acceso a la escuela, sino en lo que se refería a los contenidos que tenían que aprender. Así, las escuelas rurales se convertían en auténticos talleres de costura, en donde muchas veces el mínimo aprendizaje brillaba por su ausencia.
Las citas a la historia en algunos casos son estremecedoras: durante la primera mitad del siglo XIX, en los paises latinos, el aumento de los niños abandonados fue muy superior al del crecimiento de su población. La miseria y los nacimientos ilegítimos fueron las causas que incidieron en ese elevado índice de abandonos de niños en las puertas de las casas de familias acomodadas, en los conventos, en las iglesias o en la propia calle. En la parte nostálgica es conmovedor las menciones a la vida infantil, al menos para los que peinamos canas, como el mundo de los tebeos coleccionables, cromos, juguetes presentes en su estado original: coches de hojalata de pedales, caballitos o la mención mostrada de soldaditos, las chapas, las bolas,, o miniaturas relacionadas con el mundo de las niñas. En fin, un bucle alucinante a nuestra infancia y un homenaje conmovedor al universo al que nos solemos aferrar cuando nos llegan los sofocos sentimentales.
Como dijo Pablo Picasso (mencionado en el Museo): En aprender a pintar como los pintores del Renacimiento tardé unos años; pintar como los niños toda una vida...
Desde luego... una visita al Museo del Niño en Albacete es altamente recomendable.