Opinión

20 años después

Un gobierno egoísta, oscurantista, tergiversador y con actitud impropia de aquellos que se llamaban hombres de Estado

20 años después - La mirada de Toledo (13/03/2024)

Toledo

El 11 de marzo de 2004, yo ya trabajaba en la televisión. Era un día normal, frío y algo nuboso. Pero lo que iba a ser una mañana de grabación de un reportaje convencional se convirtió en 48 horas de desgarro, incertidumbre e imágenes que nunca pensé que vería. Acabé informando de los atentados, primero en la estación de El Pozo, luego en el hospital Gregorio Marañón. Creo que nadie podrá olvidar nunca lo que estaba haciendo ese día cuando supimos de los atentados del 11 M, nadie. Ni los que tuvieron la suerte de estar lejos de la masacre ni mucho menos los que la vivieron de cerca. 20 años después yo no puedo olvidar las sirenas de las ambulancias, el sonido de los móviles que nadie podía contestar, el llanto de las familias revisando las listas en los hospitales, buscando a sus hijos, sus maridos, sus mujeres, sus hermanos.

Y luego el silencio, el silencio que lo absorbió todo. Yo tarde una semana en ser capaz de llorar, de expresar todo lo que había vivido como periodista; no quiero ni pensar como han tenido que ser estos veinte años para las familias de los fallecidos, para los supervivientes, para los servicios de emergencia que estuvieron allí. Hay días que lo cambian todo en la vida de las personas y hay días que lo cambian todo en la vida de un país. El 11 de marzo es ese día. Y lo que pasó ese día, cómo se afrontó este atentado terrorista lo cambió todo. La reacción ciudadana, impecable, honesta y generosa, empática y entregada a dar todo lo que estuviera en su mano, contrastó con la actitud del gobierno de entonces, el de Aznar: un gobierno egoísta, oscurantista, tergiversador y que tuvo una actitud impropia de aquellos que se llamaban hombres de Estado.

Y ese fue un antes y un después de cómo los ciudadanos percibimos a nuestros políticos, a nuestros gobiernos. Y ese fue un antes y un después en la credibilidad, general, de los dirigentes del Estado. 20 años después, los que presionaron a los informadores para que solo prevaleciera su versión, los que mintieron a sabiendas siguen jugando a sembrar la duda y evidentemente no se han disculpado. Como periodista, déjenme que 20 años después les deje una reflexión sobre la importancia de contrastar, investigar y discernir qué es realmente lo que ha ocurrido. Siempre, en noticias de alcance o en situaciones cotidianas, siempre, no perdamos la capacidad ni la responsabilidad de indagar y de confirmar los “qué y los porqués”. Es una opinión de una Toledana de Toda la Vida.