El Conquense ya acaricia el ascenso con la yema de los dedos

Cuenca

Ni el más optimista de los aficionados hubiese escrito un guion de película mejor para la temporada del Conquense. Un guion con sus momentos épicos y con sus tramas dramáticas que al final, en el último aliento, acaban bien. Imposible olvidarse de los goles sobre la bocina de Antonio Fernández ante el Marchamalo o Quintanar del Rey; el Yuya ante el Toledo o el de Jairo en Balazote ante el Huracán.

Ocho puntos ha sumado el Conquense en esos últimos instantes, la pequeña dosis de suerte necesaria para que cualquier proyecto llegue a buen puerto. Bien es verdad, que la suerte suele acompañar al que más la busca.

Una película con grandes actores, como Coba que arrancó la temporada deleitando a toda la Tercera con sus imparables entradas por la banda, dando asistencias, anotando goles y volviendo loco a cualquier lateral derecho que tenía la mala suerte de cruzarse en su camino.

O un Jairo, que regresó a Cuenca, con su carrera deportiva ya totalmente hecha, pero que quiso volver donde una vez fue feliz para liderar con goles, fútbol y personalidad el proyecto, haciendo que nadie se despiste del verdadero objetivo. Regresar al Conquense donde él una vez lo tuvo que dejar, en una categoría superior.

O Yuya, el menudo japonés, dicho sea con toda la doble intención del mundo. Un jugador que ha pasado de ser un extremo habilidoso a un jugador total, capaz de ser el mejor diez, el mejor 8 o meterte un gol de cabeza como el mejor 9.

O Pablo Olivares, un todocampista, o Raúl Bernabéu, todo un seguro atrás, o Luca Lorh, al que posiblemente le veremos en categorías mucho más nobles del fútbol español, o Sergio Rodríguez incansable en la banda….

Y paro aquí porque habría que nombrarlos a todos, a los actores principales y a los secundarios, que también han sabido adaptarse a su papel. Eso sin olvidar a la dirección de Rober Gutiérrez y su cuerpo técnico. El tiempo ha dado la razón a los que pensábamos que el proyecto del año pasado necesitaba continuidad.

El guion no está acabado, toca finalizarlo. Toca ponerle la guinda, no vaya a ser como Los Serrano, y sea todo un sueño.