De la gabarra a la guarrada: ¿Puede el río Tajo en Toledo lucir como la ría en Bilbao?

Toledo

Hace unas semanas toda Europa miraba a Bilbao con envidia gracias a la consecución de la última edición de la Copa del Rey de fútbol. El sentimiento de toda una comarca por el Athletic que sacó a las calles a más de un millón y medio de personas tiñiendo la ciudad de rojiblanco. Se han sacado del archivo imágenes de la última vez que se produjo esta marea, en 1984...donde todo ha cambiado mucho. Una de esas diferencias evidentes es el estado de la ría por donde navega en la fiesta la gabarra. Hace 40 años celebraron sobre un agua "pestilente" y en claro declive nada que ver con la imagen y el olor actual.

Esto es precisamente lo que desde 'Hoy por Hoy Toledo' hemos querido focalizar para compararlo con la situación que vive hoy en día el río Tajo, cuando se han cumplido 50 años desde la prohibición de baño en este patrimonio fluvial. Lo hemos hecho con José Ramón Díez, Doctor en ecología fluvial y que es profesor en la Universidad del País Vasco formando parte además del Centro ibérico de restauración fluvial, que se encarga de restituir y diagnosticar los problemas que presentan los ríos.

¿Por qué la ría de Bilbao ha recuperado su vida 40 años después?

En 1979 la ciudad vizcaína vivía una crisis industrial e identitaria más que importante. Hubo un cambio de mentalidad en toda la sociedad y las administraciones empujaron en la dirección de devolver la vida a su patrimonio medioambiental a través de su arteria principal. Con ello se redactó el plan de senamiento de la ría de Bilbao ante una situación límite que dejaba "un agua pestilente con colores cambiantes y sin vida". Recuerda Díez que "los vertidos de las viviendas iban a la ría además de los de las industrias. Se calcula que al día llegaban más de 2.000 toneladas de residuos y se construyeron 280 kilómetros de colectores para aguas domésticas e industriales".

El definitivo impulso llega tras la gran riada de agosto de 1983, cuando fallecieron 34 personas, se anegó el casco viejo y se destruyen grandes infraestructuras. La gran crisis industrial cierra un círculo podrido que vuelca a la sociedad en su conjunto hacia la limpieza. Es un punto de inflexión hacia la depuración paulatina.

Desde entonces se empieza a recuperar el oxígeno y la vida en la ría. Hace años ya se había cumplido el 60% del objetivo y actualemente "tenemos más de 60 especies de peces, aves, vegetación...y hemos pasado de una ría pestilente a un eje atractivo, visitado y con tránsito de personas orgullosas de su patrimonio".

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Guggenheim Bilbao vs. Casco histórico de Toledo

Bilbao cambia su perspectiva y gira hacia los servicios y el turismo. Recibe 1,3 millones de vistitantes anuales y tiene a su museo Guggenheim como un tesoro frente al patrimonio fluvial que conforma la ría. Toledo recibe cada año más de tres millones de turistas que llenan su casco histórico, Patrimonio de la Humanidad y el segundo más importante de Europa tras el de Roma. Sin embargo el río Tajo tiene poco atractivo y avergüenza por su color, olor y espumas. Joserra, que forma parte de los "médicos de ríos" de nuestro país cree que para Toledo esto supone "una pérdida de patrimonio colectivo, la posibilidad de pasear o leer cerca del río o de chapotear en él". Y sin embargo se ha despertado una conciencia colectiva "que constata y denuncia la situación del Tajo dentro de un ámbito usurpado".

Pero hay que hacer más, "se tiene que producir una alfabetización de las personas para restaurar las ideas hacia un río sano". Esto, técnicamente y con el respaldo de una sociedad que empuje a sus instituciones implica tener una visión de cuenca y "mirar aguas arriba para entender lo que ocurre aguas abajo. Porque "un río sin agua no es un río y el agua que tenga tiene que ser de calidad".

Seguramente estos días muchas personas han pensado en Toledo que ojalá pudiera haber un Athletic con el que celebrar y mostrar ese sentimiento de pertenencia. Pero quizás la envidia debiera ser también a cómo ha cambiado la ría de Bilbao en 40 años y el aspecto insultantemente desastroso del río Tajo.