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Sed de toros en Ciudad Real

Rotunda respuesta del público que llenó la Plaza de Toros en la vuelta de los festejos a la capital con una terna actuante que dejó momentos de toreo grande

Vuelven los toros a Ciudad Real tras las obras de rehabilitación de la Plaza de Toros / Juan Domínguez

Ciudad Real

Con lleno en los tendidos en tarde nublada se lidiaron toros de Luis Algarra de justa presentación, nobles pero justos de raza y de fondo, especialmente los tres primeros, mejores cuarto y quinto. El sexto con transmisión pero con más complicaciones.

Morante de la Puebla (de grana y oro) ovación con saludos y oreja con petición de la segunda

Emilio de Justo (lila y oro) ovación tras aviso y vuelta al ruedo

Roca Rey (buganvilla y azabache) ovación y oreja tras aviso

Cinco años sin toros, demasiados para una afición y un coso que han permanecido en un letargo involuntario. Todo empezó en una tarde agosteña del 2019 cuando las manecillas de su reloj se quedaron quietas marcando la eternidad, Nuestra plaza esperando nuestro encuentro se quedó dormida en el recuerdo de todos los que la queremos. Múltiples vicisitudes y contratiempos llegaron después, así hasta llegar al día de hoy, donde ya han terminado de dejarla más guapa todavía, más coqueta de lo que es, y nos ha recibido de la mejor manera posible, con la accesibilidad y seguridad, curada ya de las heridas del tiempo.

Nuestra Plaza de Toros es mucho más que un edificio, es patrimonio de la ciudad, de su memoria colectiva y generación tras generación de ciudadrealeños guardan su esencia por que en cada una de sus rincones, en cada uno de sus tendidos hay algo de ellas.

Así el día de su reinauguración fue un día de encuentro, de alegría para todos los aficionados con un gran ambiente previo en el sorteo y en la exposición de fotografías de Manuel Herrera Piña en la mañana. Ya por la tarde, en la corrida el coso de la glorieta de Juan Pérez de Ayala, mostró una estampa para recordar, con unos tendidos en los que no cogía un alfiler, y un público entregado, con muchas ganas de saciar su sed de toros, y hubo agua de ese manantial del arte, porque vimos a tres figuras que dejaron estela de su buen toreo, una lástima que no estuvieran del todo certeros con el acero, privándoles de su salida por la Puerta Grande.

El primer toro en salir al ruedo ciudadrealeño fue un castaño de nombre “Comunista”, un astado que tuvo nobleza aunque las fuerzas justas. No faltaron detalles de Morante de la Puebla que lo cuido mucho, no obligándole y conduciéndolo por momentos con maestría por el pitón derecho. Obra corta y medida de Morante, epilogada por ayudados y un molinete al natural. Lástima que el fallo en cuatro ocasiones con el verduguillo, le privara del corte de una oreja, reduciendo su premio a una ovación.

Con el cuarto Morante si disfrutó plenamente con un toro de noble condición al que dejó pasajes de mucha torería con despaciosidad por ambos pitones, impregnando el ruedo ciudadrealeño de aromas barrocos, propios del torero cigarrero. Asentado, con muletazos profundos y templados que hicieron que los oles comenzaran a escucharse fuerte y la tarde se levantara. Cortó una oreja tras fuerte petición de la segunda que el Palco no atendió.

Completaba el cartel, Emilio de Justo que debutaba en nuestra plaza. A su primero, brindado al ganadero colombiano Coco Molina, tuvo que ponerle lo que le faltaba al toro. Una no muy lucida embestida que hizo que la faena no tomará los vuelos que todos queríamos, pero sí dejó destellos de buen torero al natural. Tras media estocada y el repetido fallo del tercero con la puntilla le privaron de trofeo.

Con el quinto tuvo un comienzo espectacular con el capote, con chicuelinas de manos bajas conectando con el tendido inmediatamente. La intensidad no decayó en la muleta fue a más por que se plantó en los medios de rodillas que pusieron algunos espectadores en pie. Con los sones de Nerva, las series se fueron desarrollando con la franela, doblándose las muñecas como solo sabe hacer el torero cacereño. Mentón hundido y con una cintura doblada, templando, mandando la embestida con sensibilidad y buen trazo. La rúbrica vino con las manoletinas finales con el compás abierto. Faena de dos orejas merecidísimas a un buen toro, que se vieron reducidas a una vuelta al ruedo por el fallo con el acero.

Cerraba la terna Roca Rey que tuvo en su primero a un toro sardo, cornupeta de bella estampa, que estuvo muy distraído en los primeros tercios y que guardaba poco dentro. Con el capote, lo meció con verónicas de mucho gusto y un quite por tijerillas que hizo las delicias de la afición. La suerte de varas fue un trámite ya que prácticamente no se le picó, pero aún con todo, el toro no llegó a la muleta con el fondo necesario y el diestro peruano tuvo que ponerle la pimienta que le faltaba a su antagonista. Andrés Roca Rey, le añadió mando, técnica y corazón a sus telas y en las postrimerías de faena con el toreo de cercanías exponiendo mucho. Perdió el trofeo por un pinchazo con el que el toro termino doblando.

Con el cierra plaza, estuvo a un enorme nivel, con un toro que tenía prontitud, entrega y transmisión pero con el que había que estar muy atento porque se metía muy por dentro. Se gustó por gaoneras en el capote y en la muleta inició su labor con los pases cambiados que le han encumbrado hasta lo más alto, una labor de entrega, arriesgando, ralentizando el trazo con los pies muy quietos y pasándose los pitones muy cerca, cerrando con circulares invertidos demostrando quien manda. Paseó una oreja tras el fallo con la tizona.

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