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Universidad y Gaza

La firma de opinión del catedrático del Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha, Manuel Ortiz

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'Universidad y Gaza', la opinión de Manuel Ortiz

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Francesca Albanese, Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en Palestina, se dirigió, desde la Universidad de Barcelona, a la comunidad universitaria española el miércoles 10 de abril a través de una conexión simultánea en 43 universidades. Su exposición como experta tenía por objetivo discutir “qué y cómo hacer” para cumplir, como personal de la comunidad universitaria, con la obligación moral, legal y política que toda persona y toda sociedad debe asumir ante esta situación. Equipos de gobierno universitario o sus decanatos apoyaron el acto en 16 de las 43 universidades, más de un tercio del total. Albanese declaró que la universidad es un lugar de intelectualidad donde hay masa crítica y una obligación de asumir la formación cívica de la ciudadanía, por lo que es la universidad al completo la que tiene que sentirse interpelada por los sucesos que están teniendo lugar en Gaza.

Se plantearon cinco demandas: 1. Una condena clara y explícita contra la destrucción deliberada de las universidades palestinas en la franja de Gaza y los ataques a profesorado, estudiantes y personal universitario llevados a cabo por Israel. 2. Una exigencia de alto el fuego inmediato y permanente que permita todas las intervenciones humanitarias necesarias en Gaza. 3. La dotación de recursos económicos para la recepción y protección de estudiantes y personal académico en Palestina. 4. Evitar cualquier fórmula de colaboración con las universidades israelíes que se relacionen con el genocidio en Palestina por ser contrarias al Derecho Internacional. 5. La ruptura de relaciones diplomáticas con Israel por parte del Gobierno de España, así como la solicitud de suspensión del Acuerdo de Asociación UE-Israel por incumplimiento de las cláusulas de dicho acuerdo en materia de respeto a los Derechos Humanos.

El movimiento estudiantil cuenta ya con un largo historial. Podríamos cifrar su epifanía con motivo de las protestas contra la guerra de Vietnam en las que también cobraron fuerza otros argumentos, amén de los propiamente pacifistas, como los feministas o los que abogaban por la igualdad de derechos de la minoría negra. Vinieron después las movilizaciones de 1968 con protagonismo europeo por el mayo francés o la primavera de Praga, aunque no podemos olvidar las movilizaciones en México e incluso en la España franquista. Después hubo protestas contra el apartheid de Sudáfrica, la guerra de Irak, las inversiones en carburantes fósiles o el acoso sexual, pero a ningún rector se le había ocurrido pedir la intervención de la policía, como ha ocurrido estos días, contra sus estudiantes. Podemos también recordarlo que aconteció en China con motivo de las movilizaciones de Tiananmen en 1989 que hicieron tambalear al gigante asiático y llegaríamos después a las primaveras árabes de la última ola democratizadora.

En España el Movimiento estudiantil fue también pionero del cambio por su implicación en la protesta social. Muchos estudiantes, con su actitud crítica, fueron el ariete de la oposición a la dictadura franquista. Empezaron en 1956, cuando la muerte de Ortega y Gasset dio pie al franquismo a intentar apropiarse de su prestigio. Denunciaron el monopolio del pensamiento y de la vida universitaria, pero fueron los años de la crisis del régimen cuando los disturbios y la represión que los grises llevaron a cabo en la universidad fueron más importantes. Al calor de las protestas europeas, Franco decretó el estado de excepción en enero de 1969 y durante la Transición las protestas estudiantiles arreciaron en 1979 contra la Ley de Autonomía Universitaria. Las fuerzas del orden público bajo el gobierno de UCD disparan contra los estudiantes en Madrid, donde murieron José Luis Montañés Gil y Emilio Martínez Menéndez. La protesta estudiantil tuvo un repunte con motivo de la entrada de España en la Guerra de Irak. Los acuerdos de Bolonia y la LOMCE del ministro Wert fueron otros episodios destacados.

En España rige el principio de autonomía universitaria recogido en la Constitución y en la Ley de Ordenación universitaria por lo que las fuerzas de orden público no pueden entrar en la universidad sin la petición expresa del rectorado. En marzo de 2012 el rector de la universidad de Barcelona pidió a los Mossos de Esquadra que intervinieran para desalojar un encierro de 300 estudiantes. Pero no siempre la policía respeta el principio de autonomía universitaria. Sucedió en febrero de 2012 cuando accedió al interior de la facultad de Filosofía de la Universidad de Cádiz. El 25 de abril de 2013 el rector de la universidad complutense autorizó a la policía la entrada en el Facultad de Sociología y Ciencias Políticas para acabar con lo que según la Policía era un encierro ilegal.

Lo que está ocurriendo en Gaza nos interpela a todos, con especial atención a la comunidad universitaria, y nos coloca en la compleja perspectiva de cómplices. Ampararnos en el principio de la defensa legítima esgrimida por Israel y sus apoyos es apenas una cortina de humo que sólo puede justificarse con manipulación y mala conciencia.

Manuel Ortiz Heras.

 

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