Los cuidados en el Activismo
La firma de opinión de Évelin R. Molano, activista y voluntaria de distintas organizaciones, fundaciones y colectivos en defensa de los Derechos Humanos, Sociales, Económicos, Culturales y Ambientales
A nadie le sorprende que el activismo esté en aumento en este momento, hay muchas causas: Cambio climático, refugiados, muertes en el Mediterráneo, el sufrimiento del pueblo palestino y un largo etcétera… También es verdad que el activismo en occidente parte de una base “de privilegios” que permite a la sociedad levantarse, sublevarse, movilizarse y gritar sin miedo. En otros países ser defensores del Medio Ambiente, por ejemplo, simplemente les cuesta su propia vida, y en algunos casos también la vida de sus familias.
Pero ¿cómo salvar el mundo y no morir en el intento? Resiliencia y auto-cuidado manual de Amnistía Internacional. No es sencillo, las personas activistas no dejamos de ser humanas, personas con ego, con miedos, con ideas, con contradicciones pero sobre con una fuerza infinita para aguantar la presión de nuestras propias vidas y recibir la presión y el estrés de querer hacer algo por los demás.
"Solía sentir, y una parte de mí todavía se siente así, que no estaba haciendo lo suficiente por mi país y por el mundo. Me olvidé de cuidarme y como resultado mi salud mental se vio afectada". Palabras de Thais de Brasil. Ha sido activista durante muchos años, abogando por los derechos de las personas en las favelas, el feminismo y el medio ambiente. La noticia del asesinato de Marielle Franco, militante por las mujeres negras, dejó a muchas activistas brasileñas en un estado de tristeza y desesperación que les ha pasado factura.
Esta es una faceta, el agotamiento y la impotencia. Nuestro activismo, el voluntariado y nuestros propios trabajos y vidas pueden ser a veces “bombas de relojería”. El Activismo en España está en manos de personas jubiladas que con su experiencia y tiempo aportan, y por otro lado personas en plena vida laboral activa que sacan tiempo y esfuerzo en muchos casos sacrificando su vida personal. Esto tendría que hacer que el activismo sea empoderador y divertido. Trabajar con otras personas que tienen los mismos sueños y el mismo empuje que tú, que quieren proteger y hacer respetar los derechos humanos en todo el mundo. Un lujo.
Y la mayoría de las veces es así, pero a veces en ese camino nos perdemos, y así como la protección de un activista en riesgo en otros lugares del mundo es prioridad, no debemos olvidar que el cuidado y la auto-protección del activista en lugares más seguros, también es fundamental.
Darnos espacio para parar, para aceptar la “diferencia” con personas que aunque quieran luchar por tus mismos ideales deciden hacerlo de una forma distinta, respirar y no sentirte culpable, y que la impotencia no nos gane.
El agotamiento es una condición de desgaste y desconexión, se denomina también desgaste emocional por empatía, que evoluciona gradualmente dentro de un entorno de estrés crónico.
Expertos reconocen que el agotamiento de activistas y personas voluntarias es una de las mayores barreras para sostener los movimientos de justicia social. A largo plazo, puede en realidad obstaculizar el cambio social.
Hoy los jóvenes nos están demostrando un fuerte espacio de compromiso contra la masacre en Gaza, muchos de ellos dicen no sentir miedo ni cansancio porque saben que los jóvenes en Palestina están mucho peor, también están siendo capaces de dialogar y organizarse. Por tanto, se hace importante que sientan apoyo, que sientan empatía, que sepan que no están solos y que tienen relevo en la sociedad para mantener esta lucha.
La salud mental en el mundo del activismo es fundamental, porque luchamos con nuestros propios miedos, con sentir que no hacemos suficiente, luchamos con una sensación de impotencia superior a nosotras mismas, por tanto es importante cuidarnos dentro de los propios movimientos, darnos cariño y comprensión, entender que se discuten ideas y formas de hacer, que nada es un ataque personal, que aunque nos muevan las mismas causas no siempre estamos de acuerdo en cómo abordarlas, y que no pasa nada.
Los movimientos sociales están compuestos de personas muy diversas, en identidad, género, edad y generaciones, debemos encontrar cada uno nuestro hueco con nuestras fuerzas y conocimientos, sin compararnos con nadie, y ser capaces de sostener en el tiempo ese punto de encuentro que se reduce a algo tan sencillo como “la causa que nos une”, y aunque suene cursi eso solo se logra con mucho cariño, cuidando de los demás pero por sobre todo de sí mismos.
"Cuidarme a mí misma no es auto-indulgencia, es auto-preservación, y eso es un acto de batalla política". - Audre Lorde. Escritora afroamericana, feminista, lesbiana y activista por los derechos civiles.
Évelin R. Molano
Colombiana, hija adoptiva de Albacete desde hace...