Y que por lo visto

Y que por lo visto el pasado 6 de junio un muy reducido grupo de supervivientes celebró el 80 aniversario del desembarco de Normandía. Hombres y mujeres de Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Francia y de cientos de países del mundo dieron su vida para acabar con la peste parda alemana, la peste negra italiana y la adocenada peste francesa del régimen de Vichy.

Si han visitado las playas del desembarco no habrán podido evitar el sentimiento cobarde de imaginar si hubiéramos sido capaces de atravesar aquellas playas a pecho descubierto y a vida o muerte.

El sentimiento de que era justo acabar con aquellos regímenes horribles que habían condenado al mundo a una matanza que no había conocido nunca, debió pesar en el ánimo de los jóvenes que murieron en la playa. Cincuenta mil cayeron el primer día de combate. Los demócratas del mundo se inclinan cada seis de junio ante su sacrificio.

Este año, aquellos jóvenes hoy tan ancianos, han debido sentir un viento helado que viniendo del corazón de Europa pugnaba por echarlos al mar. Las bestias de la ultraderecha derrotada en la guerra habían vuelto a salir de sus madrigueras para reírse de los que creyeron haber inaugurado una época dorada para los derechos de la gente. Es triste pensar que el mundo es olvidadizo y que los pueblos que olvidan el pasado están condenados a repetirlo. La democracia tiene estas cosas que a los demócratas nos deprimen.

El viernes que viene más. Y más alegre.

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