Opinión

Verano

La firma de opinión del crítico cultural Juan Ángel Fernández

'Verano', la opinión de Juan Ángel Fernández

Abrimos los ojos cada una de estas mañanas esperando que llegue el viernes de San Nicolás de Flüe, oye: el 21 de junio, y así crear expectativas para abrir el solsticio de verano, o lo que es lo mismo fortalecer los lazos entre los pueblos sobre la base del respeto mutuo y los ideales de paz y buena vecindad que reconocieron las Naciones Unidas en su día. Lo anunciaron el 21 de junio de 2019 como el Día Internacional de la Celebración del Solsticio de Verano, o sea el carpetazo de salida del esperado verano de nuestros descansos y aventuras.

A lo peor es una fantasía inventada y no es otra cosa que caloriñas gratuitas para entelequias de entretiempos. San Nicolás de Flüe, poco menos que el patrón del verano, también conocido como el Bruder Klaus, fue un cristiano suizo que vivió como un campesino y en el transcurso de su vida fue militar, político, asceta y ermitaño según compiten las hemerotecas reconocidas tanto por protestantes como por católicos. Este hombre también fue uno de los tres santos patronos de Suiza. Lo de militar y político no me sorprende porque lo de mandar en plan militar y dar la nota con la política le ocurre a muchísima gente, lo de que al mismo tiempo fuera asceta y ermitaño ya me mosquea un poco. O sea, me lo creo menos. Qué gracia. Y qué poco tiene que ver con la calorina que últimamente nos asola estos últimos años.

Como no sea que lo de irte de excursión un fin de semana, en pleno mes de julio, a la Sierra de las Cabras, tú solo, sólo repito, sea una muestra más ligada a tu autoestima eremita personal y encima que te subas a un cerro, un suponer el Cagasero (no es broma, se llama así y estamos hablando de ésa sierra y de una roca de 2040 metros) para encontrarte a ti mismo... o de la purificación de tu espíritu a través de la privación de los placeres materiales. Que quieren que les diga, a mí eso me parece inverosímil y, desde luego, nada que ver con el significado de las correrías veraniegas que a lo largo de mi vida uno ha conocido.

Se echaba la siesta San Nicolás de Flüe?, Se bañaba en el río Júcar sólo, sin su pandilla?, Pasaba de las fiestas de Casasimarro un jueves al atardecer?,.. qué es eso del ascetismo en el solsticio de verano?. Que quieren que les diga, creo que a veces la historia sagrada se pasa dos pueblos. Si me dicen que el santo Nicolás de Flüe patrullaba los pueblos de nuestra sierra y a la caída de la tarde se dejaba caer por la plaza de Bogarra amortizando unos huevos con chuletas en el Merendero El Batanero eso es de aplauso con regusto a envidia sana.

El verano lo vemos venir y nuestra tierra es riquísima en privilegios serranos, crepúsculos de libro y anocheceres divinos. Qué pena que los tiempos se llevaran las tertulias a pie de patio en la avda. de la Guardia Civil (por poner una calle) con el botijo hasta arriba de paloma, anís del mono en la memoria cuando el sol se escondía entre los patios interiores.

Lo que es una verdad irrebatible es que en unos días el verano será oficial y a muchos de nosotros nos llegará el recuerdo de aquellas puestas en escena de la horchata de chufa, el desaparecido polvo de la esplanada de la Plaza de Toros y las ausencias temporales de los amigos del barrio hasta septiembre.

A saber qué liebre llevará estos días... San Nicolás de Flüe.