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El lucrativo negocio del cobre se hace un hueco en Castilla-La Mancha

Pese a los controles que las fuerzas y cuerpos de seguridad realizan en chatarrerías y centros de residuos seguir el rastro del cobre que ha sido robado es complejo

Una agente de la Guardia Civil inspecciona un cargamento de cobre en un centro de residuos / Guardia Civil

Toledo

La oleada de robos en cementerios de la provincia de Toledo, los últimos de ellos este fin de semana en La Guardia y Escalonilla, ha vuelto a poner el foco en el cobre. Es el material del que están hechos muchos de los crucifijos que está banda está sustrayendo en los camposantos por el precio que está alcanzando en el mercado y su gran versatilidad. Además de ser el material con el que se fabrican muchos elementos ornamentales, el cobre está presente, sobre todo, en catenarias, tendidos eléctricos e instalaciones de telefonía.

Lo sustraen bandas especializadas en este tipo de robos que suelen actuar en zonas alejadas, poco pobladas y con escasa vigilancia policial. Hace unos meses, buena parte del casco urbano de La Estrella, un pequeño municipio de la comarca toledana de la Jara, se quedó a oscuras tras el robo en su alumbrado público de un kilómetro de cable de cobre. "Abrieron las arquetas y tiraron del cobre enganchándolo a la bola de un coche. Sólo en cobre, sin mano de obra, se llevaron 10.500 euros", explica su alcaldesa Mónica González.

La Guardia Civil también alerta de las consecuencias que el robo de este material tiene en las comunicaciones, por ejemplo, de los servicios de emergencias o en la teleasistencia, muy extendida entre las personas mayores que residen en las zonas rurales. Un material que estas bandas roban por su elevado valor en el mercado, tanto en el legal como en el ilegal, y que, a menudo, acaba camuflado en chatarrerías o centros de residuos, obligados a contar con un registro con los datos del vendedor y el destino final del material que adquieren.

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Algo complejo si quien lo vende es un particular o se hace en chatarrerías ilegales, como explica Óscar Mangas, consultor de residuos en la provincia de Toledo. "El material entra en planta, se pesa en el vehículo y se le emite a la empresa un certificado de identificación que los gestores plasman en un archivo cronológico y en una memoria anual que todos los años se envía a la Consejería de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha". Mangas reconoce que si la entrada la hicieran sólo las empresas el control de este material sería más fácil.

Cuando el cobre robado no es detectado, el destino suele ser su venta a gestores de mayor tamaño o centros de fundición que fabrican lingotes con él para volver a introducirlo en el mercado. En los últimos dos o tres meses el precio del cobre ha subido un 30 ó un 40 por ciento. Es un metal que ahora mismo escasea en el mercado y es aquí donde entran en juego las bandas organizadas y los gestores no autorizados que dan entrada al cobre robado."Es la ley de la oferta y la demanda. No hay cobre y eso hace que el precio suba muchísimo".

José C. Rejas

José C. Rejas

Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Redactor en SER Toledo. Desde 2021,...

 
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