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Ocio y cultura

San Martín de Boniches: energía y patrimonio en la Serranía de Cuenca

Esta localidad serrana conserva un patrimonio etnográfico asociado al uso de los recursos naturales del río y de los bosques

San Martín de Boniches: energía y patrimonio en la Serranía de Cuenca

Cuenca

En el espacio La memoria de la tierra que coordina Eduardo Bollo de Vestal Etnografía, y que emitimos los miércoles cada quince días en Hoy por Hoy Cuenca, hablamos esta vez de la energía y el patrimonio de San Martín de Boniches, pueblo conquense rodeado en la actualidad de aerogeneradores, de molinos de viento. Además, reflexionamos sobre la obtención de la energía antes, de cómo lo han hecho cientos de generaciones que nos precedieron.

Energía y patrimonio

Al igual que hicimos en otro programa con el pueblo vecino de Boniches, vamos a seguir una ruta por los parajes y callejuelas de San Martín de Boniches. “Custodiado por un mar de pinos y rodeado por las aguas claras del río San Martín, nos adentramos en los secretos de este apacible pueblo de la Serranía Baja conquense”, explica Bollo.

La ruta ‘Energía y Patrimonio’ pretende ser un viaje en el tiempo, “un noble homenaje a nuestros ancestros en el que aprender aquellos saberes que nos legaron.

Calle Real desde el Trinquete, años 40.

Calle Real desde el Trinquete, años 40. / Ayuntamiento de San Martín de Boniches

Calle Real desde el Trinquete, años 40.

Calle Real desde el Trinquete, años 40. / Ayuntamiento de San Martín de Boniches

El río San Martín

No podemos empezar este paso sin comprender el contexto geográfico de San Martín de Boniches y, ante todo, de la maravillosa vega del río San Martín. “A pesar de ser una región remota de la Serranía Baja, recomiendo mucho visitar este paraje, pues su belleza y la conservación de la naturaleza en esta zona es espectacular”, apunta Bollo.

“Mientras subes las duras cuestas que protegen el pueblo, la panorámica, al girarse uno, permite observar esta vega, rodeada por un espeso monte que se va coloreando, a través de un vallejo, con el verde frescor de juncos, sauces y chopos, hasta que se abre a un profundo valle donde la carretera domina. Es este el inicio del río San Martín, cuyas aguas llegarán al Cabriel”.

La madera y el río, se unían en el transporte de troncos por el río Cabriel camino de las tierras levantinas. Mucha de esta madera procedía de estos fértiles pinares.

Molinos harineros

Los molinos hidráulicos harineros se encontraban a lo largo del río y proporcionaban la energía necesaria para obtener el pan. “El río San Martín cuenta con los restos de varios molinos harineros aguas abajo del pueblo.

El molino de arriba, ya mencionado en el siglo XVIII, en La Masegosa, recogía el agua del río mediante un caz y se estancaba en una balsa, que era vaciada para hacerlo funcionar. El de abajo contaba con un funcionamiento similar”, destacan desde Vestal Etnografía.

“Los molineros, sagas familiares generalmente, se acercaban, junto a sus caballerizas, al pueblo a recoger el grano a moler. Como contraprestación, recibían la maquila, que solía corresponder a un kilo de trigo por cada almud recogido”, apunta Bollo. “El molino de abajo dejó de funcionar en 1960, manteniéndose activo sólo el de arriba hasta los años 1970”.

Vistas de la vega del río San Martín.

Vistas de la vega del río San Martín.

Vistas de la vega del río San Martín.

Vistas de la vega del río San Martín.

Resina y madera

En San Martín de Boniches” se obtenía la resina de los pinos rodenos y se llevaba tanto a las fábricas de Garaballa como a la del Cañizar, ambas propiedades de La Unión Resinera Española (LURE) durante las primeras décadas del siglo XX”, apunta Bollo.

“Pero, por supuesto, la ganadería fue también muy importante, ya que es un paraje de pastos naturales. Destacar el paraje de la Manglana. Situado en el extremo sur del término, a más de dos horas a pie, se trata de un pequeño poblado donde vivieron familias hasta los años 70”.

La leña, la energía del monte

El pino y la encina propiciaban una interminable leña que alimentaba el hogar de la casa. “Las lumbres, y después las estufas, salvaban los cortantes fríos y las severas nevadas que durante meses aquí envolvían a los vecinos”, explica Bollo. “También esta madera servía para el comercio. Eran cortadores, peladores y arrastradores, quienes trabajaban y llevaban las piezas a puntos como los aserradores de Utiel para su venta”.

El carbón

Pero el monte no sólo escondía la leña, energía esencial de la tierra, sino también el carbón. “Este mineral vegetal, se producía al quemar cepas de brezos o leña de carrasca en unos hornos temporales en mitad de los claros del bosque. Estas piras de leña y cepas, quemadas a fuego lento, formaban el carbón vegetal que servía para cocinar, calentarse o venderse en pueblos aledaños como Víllora o Utiel”.

Leña para el horno

Durante la primera mitad del siglo XX, de contabilizan al menos tres hornos en San Martín de Boniches. “El hornero u hornera se encargaba de calentar el horno y cocer los panes que habían traído las mujeres ya amasados”, explica Bollo. “Como pago, cada persona debía dejarle la poya al responsable del horno, que correspondía a una porción de la masa que utilizaba para su propio consumo o para posterior venta. Es decir, un pago en especie”.

El cambio eólico

Los montones de leña que nutrían de energía a las casas hoy han quedado reemplazados por la presencia de grandes aerogeneradores que producen energía eléctrica que es distribuida por todo el país.

“En un mar de pinares, como guardianes del monte, los molinos eólicos no quitan ojo al pueblo”, relata Bollo. “El pueblo, con más de 90 aerogeneradores a día de hoy, así como la presencia de dos centrales eléctricas, debe su bienestar y renovado aspecto a estas infraestructuras”.

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy...