“Esto es una locura”, una jareña relata la experiencia de vivir en París en plenos Juegos Olímpicos
Esmeralda Simarro no ha podido asistir a ningún evento deportivo debido a los precios. Un partido de Carlos Alcaraz le hubiera costado 1.220 euros.
Entrada a Esmeralda Simarro, jareña residente en París
Motilla del Palancar
Gran parte de la población mundial lleva ya once días consecutivos disfrutando por televisión o radio de los Juegos Olímpicos de París 2024. Evento deportivo que paraliza a los amantes del deporte y que ocupa gran parte de la agenda mediática, pero que también cambia completamente la vida de los vecinos y vecinas que residen en la capital francesa. Esmeralda Simarro, natural de Villanueva de la Jara, ha explicado en Cadena SER su experiencia durante estas semanas.
"Esto es una locura completamente", define rápidamente Simarro la actual situación en París debido a las olimpiadas. "Es imposible moverse en transporte público y para ir por las calles hace falta un QR", añade. Contexto que ya comenzó en junio mientras se ponía todo a punto. La jareña ya no puede usar su vehículo debido al "insoportable tráfico" de París e intenta, para poder hacer una vida normal, moverse únicamente por su barrio.
París es una de las ciudades más visitadas del mundo, por lo que su población ya está acostumbrada a la multiculturalidad que está viviendo la ciudad estos días, pero no esta cantidad. Lo que más le ha sorprendido a la conquense es el tema policial, pues "hay cuerpos de seguridad de todo el mundo". "Nunca he visto a tanta policía junta en mi vida. Han alquilado canciones de reparto y mudanza para usarlos", añade Simarro.
Unos precios imposibles
La jareña es una gran amante del deporte, por lo que le hubiera gustado asistir a varios eventos, algo que ha sido imposible debido a los precios. "Para ver Alcaraz había entradas a 1.060 € más unas tasas de 160 €", confiesa. Es consciente de que el tenis suele ser un deporte caro, pero Simarro asegura que otras disciplinas también cuentas con precios muy caros o ya no hay entradas.
Unos precios que no están impidiendo que las gradas estén repletas todas las jornadas, afluencia que sorprende enormemente a Simarro. "No sé cómo lo harán para pagar, algunos dicen que han vendido sus coches para conseguir entradas", destaca. Por todo ello, la conquense está viendo todas estas pruebas desde su casa.
Tampoco ha podido ver la antorcha olímpica. Las entradas, disponibles unas 10.000 al día, se acabaron antes de comenzar los Juegos Olímpicos. Sobre la polémica apertura, considera que en directo quedó deslucida, pese a lo que se retransmitió en televisión, por culpa de la lluvia, la cantidad de gente y los alos precios.
Para terminar, Simarro asegura entre risas que está deseando que terminen las olimpiadas. "Estoy deseando poder recuperar la normalidad para volver salir, acudir al centro, que esté todo abierto y recuperar la vida social", confiesa la jareña asegurando que su principal vía de escape es un parque cercano a su vivienda.
Jesús Cortijo
Licenciado en Periodismo por la Universidad de...