Irene Sánchez-Escribano, la atleta olímpica (y de Toledo) que ya destacaba con 10 años en su colegio

Toledo (Toledo)

La atleta olímpica Irene Sánchez-Escribano nació en Toledo el 25 de agosto de 1992. Unos primeros años que desarrolló en la capital regional antes de dar el salto a Madrid para cursar los estudios de Medicina y, de manera paralela, comenzar a preparar su carrera de deportista en un centro de alto rendimiento. Sin embargo, Sánchez-Escribano, quien participa en los Juegos Olímpicos de París 2024, ya destacaba cuando apenas tenía 10 años de edad y corría en el patio del colegio 'Ciudad de Nara' de su localidad natal.

En aquel entonces, el que se iba a convertir en su primer entrenador, José Luis Carbonell, llegaba desde Socuéllamos en donde ya había adquirido diferentes conocimientos en el mundo del Atletismo. Unos conocimientos que puso en práctica con la que iba ser su pupila, la propia Irene. De hecho, Carbonell fue quien descubrió su potencial cuando apenas tenía 10 años. Todo ello, porque él había llegado al colegio 'Ciudad de Nara' como profesor de Educación Física. Un profesor al que le gustaba hacer correr a su alumnado por el patio de este centro educativo y fue ahí cuando supo de su nivel. Unas carreras en las que la propia Sánchez-Escribano siempre iba a la cabeza.

Por este motivo, Carbonell propuso a Sánchez-Escribano que se inscribiera en el Club de Atletismo 'San Ildefonso', que se había creado recientemente en aquel momento, y en el que, además, formaba parte su propio profesor. Una sugerencia que tuvo que meditar con su padre y tras pensárselo, aceptó. Una vez dentro de este Club de Atletismo, sus profesores y sus compañeros supieron que iba a poder llegar a triunfar en Atletismo. Rápidamente, logró alzarse campeona provincial, regional y, finalmente, acabó llegando a los campeonatos nacionales y europeos.

El primer entrenador de Irene Sánchez-Escribano: "No faltó a ninguno de sus entrenamientos y era muy buena estudiante"

Precisamente, el que ha sido su primer entrenador, en una entrevista en 'Hoy por Hoy Toledo' de la Cadena SER, detallaba que Irene no llegó a fallar a ninguno de los entrenamientos durante los ocho años en los que estuvo en Toledo y en el mencionado club. También, ha destacado lo buena estudiante que era "sacaba notazas". Unas buenas notas que le posibilitaron estudiar la carrera de Medicina en Madrid.

En esta línea, Carbonell ha confesado que se quedó cerca de lograr la máxima nota en la Selectividad y Bachillerato, acariciando ese 14 sobre 14. De hecho, ella realizó la primera prueba de acceso a la Universidad en la que la nota se puntuaba sobre 14 y no sobre 10, como se había realizado durante todos los años anteriores.

Por su parte, ha recordado que entrenaban todas las semanas y uno de esos lugares para ejercitarse era la zona de La Floresta. Una zona de urbanizaciones en la vecina localidad de Olías del Rey, en donde se encuentra una zona de pinar y de recreo que es usada por cientos de personas cada día para practicar diferentes disciplinas deportivas. Una atleta que, además, cuenta con todo el apoyo de una ciudad, que, una parte, se congregaba ante una gran pantalla en el patio del Ayuntamiento de Toledo para ver su primera final en unos Juegos Olímpicos, a través de la categoría femenina de los 3.000 obstáculos.

El propio Carbonell ha destacado la inteligencia de Irene para dosificarse en las carreras y su capacidad de trabajo. En este punto, ha subrayado que, durante su adolescencia, llegaba a entrenar cinco días por semana, es decir, menos viernes y domingos. Precisamente, ya siendo adolescente, logró alzarse con la medalla de plata en el Campeonato de España de 1.000 metros.

Una lesión que le privó de sus primeros Juegos Olímpicos en Tokio

Una trayectoria de Sánchez-Escribano en la que los títulos se acumulan en su palmarés con la mejor marca de su categoría a nivel nacional. Sin embargo, uno de sus momentos más difíciles llegó pocos días antes de los Juegos Olímpicos de Tokio. Todo ello, porque sufrió una lesión al romperse el metatarsiano del pie izquierdo. Una lesión que la alejó de las pistas durante cuatro meses y reapareció, precisamente en su ciudad natal, disputando la prueba del Cross de la Espada Toledana.

Unos momentos difíciles que han tenido su recompensa con ese pase a los Juegos Olímpicos de París y al colarse en la final de su categoría. Lo hacía tras haber conseguido su mejor marca personal en la semifinal, dejando el tiempo en 9 minutos, 17 segundos y 39 centésimas. Una marca que pulverizó en la final con un crono de 9 minutos, 10 segundos y 43 centésimas, es decir, se ha quedado a apenas un segundo del récord de España en esos 3.000 obstáculos femenino.