Encajes hilvanados con el triunfo en Almagro
Triunfo de Castella, Manzanares y Roca Rey en una tarde con un gran ambiente y mucho público en los tendidos.
Almagro
Podemos decir que Almagro está volviendo por sus fueros. Quizás todavía no con la plenitud añorada de tiempos pasados, pero hay que saber de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos. Por ello, el volver a una cita taurina como la del 25 de agosto, a una plaza como la de Almagro que tiene su esencia, su personalidad y sentirla con unos tendidos con mucho público que llenaron de vida el coso de la cuerda, y que además, la anunciada tarde de campanillas con los “mandones” del toreo, resultara muy entretenida y no se tornara en decepción, es para estar satisfecho con lo vivido hoy en la ciudad encajera.
Sebastián Castella
Abrió plaza Sebastián Castella con un toro muy noble. El hocico por el suelo y una muy buena embestida que el francés supo aprovechar. Lo condujo con mucha expresión, con relajo y con ajuste en la franela con ligazón, toreándolo muy despacio. Fue una faena fundamentada principalmente por el pitón derecho, ya que por el izquierdo lo intentó pero el astado se paraba y no tenía la misma calidad. Muy quieto se quedó con los pases cambiados y del desprecio y como epilogo a su faena, una serie en redondo y unos ayudados doblándose con el de Domingo Hernández, para rematarlo después con una estocada casi entera trasera y desprendida. Se le pidió con fuerza la segunda oreja, pero el Presidente no atendió la petición y se guardó el segundo blanco pañuelo, con la correspondiente bronca del público.
El cuarto de la tarde tuvo mucha calidad en los inicios, metía muy bien la cara en los vuelos del capote y hacían presagiar triunfos mayores. Aunque fue todo un espejismo en la muleta. Sin ser malo del todo, tenía la fuerza y la raza justa. Su mayor virtud fue la prontitud. El astado pasó por las cuidadosas manos de Castella que supieron darle el pulso adecuado a sus muñecas, para embarcar la embestida con suavidad, sin tirones, haciendo gala del oficio y de la responsabilidad de figura para poder conseguir el triunfo. Así acabó entre los pitones y desafiando las distancias. Cortó una oreja tras media estoca tendida y descabello que le abrió la Puerta Grande digamos que fue “simulada” en Almagro, por que finalmente no acompañó a sus compañeros de cartel en volandas. La razón, tenía todavía muy recientes, las cornadas en el glúteo y muslo derecho de hace apenas cuatro días en Bilbao.
José María Manzanares
José María Manzanares tuvo en su primero a un sobrero de Domingo Hernández ya que el que le correspondió en suerte fue devuelto al salir al ruedo con un pitón derecho roto. Con el capote echaba las manos por delante que evidenciaban que las fuerzas iban a estar en el límite. No fue así del todo, porque su antagonista fue yendo a más y así llego el toreo de cintura quebrada con la profundidad, el buen trazo y la elegancia. Las templadas series de derechazos se fueron sucediendo entre los oles del público con algún cambio de mano de auténtico cartel de toros. Mató de una estocada casi entera tendida que le valió el corte de una oreja, con otra fuerte petición de la segunda no atendida por el palco.
Al quinto de la tarde, más justo de raza lo recibió con un buen saludo capotero con verónicas abriendo el compás. Ya en la muleta bajo los sones de Cielo Andaluz, se movió el astado con una rebrincada embestida que repartía gañafones, consiguió atemperarla el alicantino, principalmente por el pitón derecho, ya que su otro pitón era mucho más violento. Con mando y acompañándole con la voz, estuvo muy por encima del toro. Tras unos molinetes y una tanda con la diestra el de Domingo Hernández echo la persiana y se rajó definitivamente a terrenos de tablas donde allí le recetó una estocada casi entera de rápido efecto que le llevó al corte de otro apéndice.
Roca Rey
Roca Rey se presentaba en la Plaza de Toros de Almagro con un ambiente en torno a su figura excepcional, la expectación era máxima y no defraudó el peruano. Su primero, el toro de menos cara de la corrida, fue muy abanto en los primeros tercios. Mejoró en la muleta y lo llevo con la tela parando el tiempo por ambos pitones, alargando la embestida y con las manoletinas amarradas a la arena. Después llego el arrimón, entre los pitones, donde se mueve como pez en el agua, con esa naturalidad y valentía que le hacen ser figura del toreo. Su premio se quedó reducido a una oreja, tras colocar media arriba y una estocada desprendida.
El que cerraba el festejo, al igual que el anterior se iba muy suelto lo que hizo que su lidia resultara un tanto desordenada. Rajado siempre, en terrenos de tablas y con brusquedad. Roca Rey, le plantó cara con arrojo y valor, haciendo uso de las acusadas querencias del animal para llevarlo en la muleta con firmeza y con rotundidad. Rozándole los pitones la taleguilla en más de una ocasión, brillando en la corta distancia con los pases cambiados que hicieron las delicias del público. Para matar no se lo puso tampoco fácil, aculado en la barrera consiguió cazarlo, dejando una buena estocada que hizo que paseara una oreja que descerrajaba la Puerta Grande.
Tres cuartos largos de entrada
Con tres cuartos largos de entrada en la Plaza de Toros de Almagro se han lidiado toros de Domingo Hernández de correcta presencia y de buen juego en líneas generales.
Sebastián Castella (de malva y oro) oreja tras fuerte petición de la segunda y oreja
José María Manzanares (de sangre de toro y oro) oreja en ambos
Roca Rey (de nazareno y azabache) oreja y oreja
Saludaron Diego Vicente y Luis Cebadera de la cuadrilla de José María Manzanares tras banderillear.