Jacobo Barchín, el guardia civil en silla de ruedas que pide a Defensa seguir en activo

Toledo

Jacobo Barchín es un guardia civil de la localidad conquense de San Clemente al que un accidente en bicicleta por una arqueta sin tapar y sin señalizar le provocó una lesión medular incompleta que le obligó a ir en silla de ruedas. Desde ese fatídico día, en diciembre de 2020, mantiene una batalla con el Ministerio de Defensa y la Dirección General de la Guardia Civil para que no le declaren una incapacidad permanente y pueda seguir en activo en un puesto adaptado a sus condiciones.

La rehabilitación y su afán de superación han conseguido que esa lesión medular no afecte a la movilidad de sus extremidades superiores, algo que le permitiría desempeñar labores administrativas en el cuartel de El Campello (Alicante) en el que estaba destinado antes del accidente. "Jacobo mantiene intactos sus miembros superiores y sus capacidades cognitivas, conduce y es completamente independiente", explica su mujer que no entiende por qué le deniegan seguir ejerciendo como guardia civil en un puesto adaptado a su situación.

En estos cuatro años ha pasado por tres tribunales médicos. En los dos primeros, y pese a las buenas impresiones que causó su evolución, le declararon incapacitado para trabajar y ahora está pendiente de las alegaciones que, junto a la Asociación Unificada de Guardias Civiles, ha presentado al tercer tribunal médico que en enero propuso su paso a retiro aumentando incluso su grado de discapacidad. Entre esas alegaciones esgrimen los cambios introducidos hace apenas unos meses en el Estatuto de los Trabajadores.

Ampliar

Raquel recuerda que con estas modificaciones "ya no pueden despedir a las personas con una discapacidad sobrevenida ya que ahora son éstas las que deciden si quieren seguir en su puesto de trabajo adaptado o deciden coger la incapacidad permanente". "Es un rayo de luz con el que esperamos den marcha atrás y consideren adaptar su puesto de trabajo", cuenta. En el cuartel de El Campello, donde consiguió su plaza como guardia civil de la unidad de Seguridad Ciudadana, apenas habría que hacer modificaciones asegura su mujer.

Ni Jacobo ni Raquel están dispuestos a perder esta batalla por la inclusión de las personas con discapacidad que sólo cuenta con dos precedentes: el de una soldado en silla de ruedas que realiza labores administrativas en la Academia de Infantería de Toledo y el de un policía nacional con una pierna biónica que tras una lucha de varios años consiguió volver a la Comisaría de Córdoba. "Estamos en pleno 2024 y si no avanzamos hacia la plena inclusión nos quedamos atrás y la administración pública es la primera que tiene que dar ejemplo".