Fue el lunes
La firma de opinión de la presidenta de la Asociación de la Prensa de Albacete, Loli Ríos
Loli Ríos, periodista y presidenta de la Asociación de la Prensa de Albacete / Cadena SER
Albacete
Fue el lunes. Cubrí la celebración de un juicio contra un hombre que había agredido sexualmente a una mujer la noche entre el 7 y el 8 de septiembre del año pasado, o sea, nada más empezar la Feria. No digo que “supuestamente la había agredido” porque él mismo reconoció la agresión. Vamos, que sí, que lo hizo y que fue él. Por cierto, que hacía solo dos semanas que el tipejo en cuestión terminado de cumplir una condena por otra agresión sexual. Yo no sé si el término depredador sexual se puede usar ya para referirnos al ejemplar, pero si no es así, no le falta mucho.
El caso es que la mujer, la agredida, declaró apenas unos minutos. No hacía falta, el otro, ya digo, lo había reconocido todo. Pero sí que tuvo que responder a una pregunta: “¿fue violento?”
-“¿Perdón?”, dijo ella.
-“Sí, ¿que si físicamente hubo alguna violencia o solo fue sorpresivo el ataque?”, le insistieron.
-“¿Perdón?”, pensé yo.
-“Fue violento a nivel anímico y físicamente duele también”, volvió a responder ella.
Lo sé, sé que esa pregunta es necesaria porque, para dictar sentencia, con la ley en la mano, las penas varían si hay violencia o intimidación. Lo dice el artículo 179 del Código Penal, después de la reforma que se hizo de la “Ley del Solo sí es sí” en 2023. Pero, de verdad, que levante la mano a quien no le chirríe, como a mí, que sea necesario preguntarle a la víctima si hubo “violencia” cuando la han agredido sexualmente. Y os ahorro los detalles de la agresión que fue, sencillamente, asquerosa, como todas, como asqueroso es el agresor. Insisto, agresor confeso.
Como he dicho, este juicio se celebró el lunes, justamente el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, otro tipo de violencia contra la mujer que consumen tipejos asquerosos. Que se enteren ya de una vez los puteros, porque son eso, tipejos asquerosos que deben recibir el mismo rechazo social que el indeseable que se sentaba ese día en el banquillo de la Audiencia de Albacete y que fue machacado por la dignidad de una mujer.