Opinión

Propósitos de otoño

Natalia Simón es decana del colegio oficial de Sociología y Ciencias Políticas de Castilla-La Mancha

La mirada de Toledo: Propósitos de otoño (30/09/2024)

Toledo

Los profes y no solo los profes, también los papis y las mamis, cada septiembre es como un enero, como un reiniciarse, batería cargada, pilas puestas y propósitos por cumplir. Parece como si nos reseteáramos para afrontar una nueva vida, pero claro, lo que nos espera no es tan dulce como quisiéramos.

Dicen que los propósitos de año nuevo más comunes son hacer ejercicio, comer saludable, bajar de peso, dejar de fumar, ahorrar dinero, pasar más tiempo con la familia y amigos, aprender cosas nuevas y viajar.

Sin embargo, son objetivos poco realistas y menos probables. Nos encontramos de frente con la cuesta de enero que a veces dura hasta marzo si me apuras, con un ritmo de vida que nos permite abandonar el gimnasio incluso antes de empezar, lo de bajar de peso y comer sano lo vamos dejando por incompatibilidad de horarios (o eso queremos pensar, un autoengaño en toda regla), lo mismo que viajar o pasar más tiempo con la familia y amigos. Y nada que añadir al hecho de pretender ahorrar o viajar, bueno sí, añado el aumento de los precios de la cesta de la compra básica y los sueldos que tenemos que, aunque el salario mínimo en España se encuentra en la posición ocho de veintidós países europeos, ha bajado una posición respecto a los datos de Eurostat de 2021, muy lejos todavía de los niveles más elevados por otros países.

En septiembre ocurre un poco lo mismo, te pasas agosto apurando, el último helado que siempre se convierte en el penúltimo, porque ya llegará septiembre, la intención de aprender un idioma coincidiendo con la apertura de las inscripciones en las academias, o la intención de comer sano, pretendiendo reactivar muchos de los propósitos de enero y que, un año más tampoco fueron cumplidos, pensando que ahora, en septiembre, si seremos capaces de cumplir. Pero no.

La vuelta al cole implica retomar las rutinas habituales, y estas sin duda, limitan o impiden lograr o mantener algunos de los propósitos que nos planteamos, por lo que antes de verlo como un fracaso es preferible liberarse de ellos, ser flexibles, dinámicos, adaptarnos al cambio y marcarnos objetivos alcanzables, y sí, seguro que así, seamos incluso más felices.

Natalia Simón

Decana del Colegio Oficial Sociología y Ciencias...