Ecología y ecologismo

Albacete

Hoy quisiera reivindicar el concepto de ecología frente al de ecologismo. No porque la una sea más valiosa que el otro, sino porque el lenguaje coloquial los suele relacionar indistintamente con el cuidado del medio ambiente, confundiendo así los términos, en detrimento de lo que realmente es y hace la ecología. El embrollo se origina porque ambos vocablos comparten razón de ser -la naturaleza-, así como raíz etimológica: Oikos-que significa casa en griego; la casa donde vivimos y nos relacionamos todos los organismos-. Pero lo cierto es que la ecología es una ciencia y el ecologismo una actitud.

Se podría decir que el ecologismo es la sensibilidad que los individuos podemos desarrollar en pos de la preservación de la naturaleza y del medio ambiente, materializada en un movimiento social y político cuando se organiza colectivamente. De hecho, a fecha de hoy, alcanza dimensiones globales: son muchas las personas en el mundo que, vistos el agotamiento y la degradación que la humanidad estamos infligiendo al medioambiente, se han asociado para postular y defender otros modelos de uso y relación con la naturaleza. Organizaciones ecologistas internacionales bien conocidas son, por ejemplo, Greenpeace, World Wildlife Fund (WWF), o BirdLife International. A escala local, podemos citar a Ecologistas en Acción-Albacete o la Sociedad Albacetense de Ornitología (SAO). De los movimientos ecologistas se ha dicho de todo; con frecuencia se les ha acusado de promover planteamientos e iniciativas radicales. Razón no falta, pues el ecologismo da cabida a un amplísimo espectro de postulados y posicionamientos, algunos de ellos, honestamente, poco racionales. Pero también es cierto que el movimiento ecologista, el bien fundamentado -que lo hay mucho- ha sido el contrapunto imprescindible para oponer freno a la degradación sin límites de la naturaleza, de nuestra casa, el Oikos.

¿Cuál es el cimiento sobre el que se organiza ese ecologismo racional, bien argumentado? La respuesta está en la ecología. La ecología es el estudio científico de las relaciones entre los organismos y su ambiente; en definitiva, es la ciencia que estudia el funcionamiento de la naturaleza. Objeto de su estudio son, por ejemplo, los efectos de los factores ambientales sobre los seres vivos, las propiedades y dinámica de las comunidades de especies que pueblan los ecosistemas, las interacciones biológicas -como por ejemplo, competencia, comensalismo, depredación, o mutualismo-, los impactos sobre los hábitats y la capacidad que estos tienen de regenerarse, o los flujos de materia y energía a lo largo de las cadenas y redes tróficas, entre otras cuestiones fundamentales que rigen el complejo engranaje de los sistemas naturales que hay en la Tierra.

La ciencia es, por definición, la búsqueda de las verdades absolutas en cualquier campo del saber, mediante aproximaciones empíricas que han de generar el avance del conocimiento libre de prejuicios. La ecología es, en consecuencia, la base objetiva de ese ecologismo racional que tanto se necesita frente a la degradación global del medio ambiente. En definitiva, ecologismo y ecología, aunque distintos, son complementarios, pues mientras el primero pone el corazón y el músculo, la segunda ha de poner la razón aséptica y cabal. Su equilibrada combinación es la que permitirá articular soluciones efectivas y decididas frente a la crisis ambiental que amenaza a la humanidad. En España, quizá por ser bastión mundial de biodiversidad, hay un colectivo de ecólogos a la vanguardia internacional -entre los que destacan, por cierto, muchas mujeres-. A nuestros gestores, primero, y al resto de la sociedad, después, les pediría que prestemos más atención a lo que dicen y vienen diciendo todos ellos desde hace años.

Atentamente les saluda, Pablo de Passo.