1492: Necesitamos un relato veraz
La firma de opinión del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha, Manuel Ortiz
Albacete
Merece la pena pensar si es pertinente celebrar la llegada de tres naves al archipiélago de las Bahamas el 12 de octubre de 1492 por todas las consecuencias que viene acarreando desde entonces: eliminación de símbolos y peticiones de perdón por parte de autoridades latinoamericanas. La crispación política y el auge de un nacionalismo desatado aquí han contribuido a que, en sólo unos años, cuando se acerca la conmemoración del día de la fiesta nacional se reactiven debates incendiarios.
Orgullos patrioteros al margen, la fecha marca el comienzo de un proceso de colonización que tuvo efectos devastadores y llegó al exterminio de muchos pueblos indígenas. La historiografía puede aportar luz en la oscuridad o la maledicencia empezando por aclarar que el 12 de octubre celebramos la Fiesta Nacional, en ningún caso la Raza, y tampoco el ambiguo concepto de la Hispanidad, que muchos no aciertan a definir. Es urgente elaborar una nueva narrativa del descubrimiento de América coherente con los valores democráticos. En estos mismos micrófonos he hablado de la pertinencia de haber buscado otra efeméride que rompiera con una tradición, inventada como todas, que ha dado pie a la falta de consenso entre todos los nacionales porque durante muchos años unos pocos decidieron apropiarse de una celebración con intereses bastardos y excluyentes. La Transición no dio para más y hubo que esperar a que en octubre de 1987 se confirmara la fecha que tenemos, pero con el importante matiz de eliminar, al fin, el término “hispanidad”.
El principal obstáculo que pesa sobre la cuestión es el profundo desconocimiento que se tiene en España sobre la conquista de aquellas tierras a partir de la expansión colonial de la monarquía hispánica, cuyo proceso de construcción como Estado se estaba llevando a cabo y daría paso a una indiscutible y fructífera riqueza cultural y lingüística. Por cierto, con una lengua castellana que se erigió en un extraordinario instrumento de colonización. Una correcta explicación de aquellos hechos rebajaría los humos, evitaría la actual polarización y acabaría con la desinformación cultural que se ha propalado, más si cabe, con las redes sociales. Una mera revisión de los programas escolares bastaría para constatar el fracaso de nuestro sistema educativo que no ha sido capaz de atender en el currículo el proceso histórico americano, de tal manera que podamos ser más coherentes y dejemos la nostalgia del periodo imperial, por mucho que el asunto sea rentable desde un punto de vista emocional y populista.
Sí, las Indias eran nuestras colonias por mucho que existiera una división del territorio en virreinatos y una legislación que protegiera a los indígenas, que nunca fueron equiparados en derechos y trato a los súbditos de los reinos peninsulares. Se les impuso las formas de vida de la metrópoli, las instituciones administrativas y se usaron la evangelización, apoyo de la Iglesia por medio, y la civilización, frente al supuesto salvajismo indígena, como excusas con las que trivializar los perores efectos del fenómeno. Explotamos sus recursos con la mano de obra indígena, también con la de muchos peninsulares que huían de la miseria de la metrópoli. La ocupación del territorio fue extremadamente violenta y contó con un enorme impacto biológico por la llegada de hombres, animales y plantas al nuevo territorio. Mas, a pesar de la leyenda negra, nosotros siempre hemos querido marcar la diferencia con los imperialistas ingleses, franceses o belgas. Sin embargo, se están empezando a reconocer algunos excesos de los imperios en sus colonias.
Es significativo comprobar que la fiesta es celebrada de manera muy diferente en América. Chile declaró el Día del Encuentro de Dos Mundos; Bolivia de la Descolonización; Ecuador de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad; Perú de los Pueblos Originarios y del Diálogo Intercultural; Argentina del Respeto a la Diversidad Cultural y Venezuela el de la Resistencia Indígena. Hasta en Estados Unidos más de cincuenta ciudades han elegido el día de los Pueblos indígenas. Imperan los mitos históricos y en países como México, donde domina el clasismo y el racismo, la hispanofobia es un ingrediente notable de su cultura popular.
Podemos aprovechar este ya absurdo debate para promover procesos de reconciliación basados en un auténtico diálogo intercultural. Respetemos los valores democráticos, contribuyamos a frenar el racismo y la discriminación y celebremos derechos en vez de injusticias históricas abandonando una historia que ha estado marcada por el abuso y la marginación y se ha sostenido en una visión unilateral e incompleta.
Hoy por Hoy Albacete (17/10/2024)