Conciencia cómoda
¿Alemanes e italianos poniéndose de acuerdo para deportar extranjeros? ¿Pero es que a nadie le suena esto?
La mirada de Toledo: Conciencia cómoda (22/10/2024)
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Toledo
Acomodar la conciencia es el modo perfeccionado de encontrar razones para excusar comportamientos que sabemos impropios, nocivos e incluso, letales. Pero es que además, visto lo visto, relajar nuestra conciencia nos adentra en un estado mental tan creativo como peligroso al que terminamos por no poner límite.
Se lo cuento porque parece que los europeos del S. XXI, disculpen la generalización, hemos desarrollado una capacidad inimaginable de engañarnos a nosotros mismos, llegando a disfrazar de grandes ideas lo que a todas luces sabemos que son barbaridades, salvajadas e incluso, actitudes miserables.
Estos días he seguido, atónito, las propuestas que se debaten en la Unión Europea para atajar lo que algunos llaman el “problema migratorio”, y que en realidad son propuestas para contentar votantes, calmar nervios y acallar las voces que cacarean los bulos, eslóganes y falacias que han difundido los mismos que ahora proponen soluciones insólitas.
A nuestros vecinos italianos se les ha ocurrido la feliz idea de alquilar Albania para deportar a campos de internamiento a todo inmigrante en situación irregular que llegue a sus maravillosas tierras.
Lo más sorprendente, lo aterrador, es que la reelegida Presidenta de la UE, la solemne Úrsula Von der Leyen, haya emborronado de eufemismos todo un comunicado oficial para dar sus bendiciones a esta barbaridad.
¿Alemanes e italianos poniéndose de acuerdo para deportar extranjeros? ¿Pero es que a nadie le suena esto?
Y claro, ni 24 horas tardó el presidente de Países Bajos (antes Holanda) a decir que ellos enviarán sus inmigrantes molestos a Uganda. Sí, sí, como lo oyen, a Uganda.
Así que el presidente húngaro estará dando palmas con las orejas, la ultraderecha europea excitada viendo como el tiempo les da la razón y Donald Trump soñando ya con el Nobel de la Paz.
El nuevo reparto de escaños en Europa y la entrada con fuerza de la ultraderecha, está haciendo que los conservadores continentales (el PP de Europa para entendernos), repiensen sus principios y busquen otros que les vengan bien. De momento, desde Bruselas se han empeñado en convertir a Giorgia Meloni en una visionaria, una neofascista buena, un caso de esos de “venga… no será para tanto”. Vamos un referente.
Si todo lo que se nos ocurre desde esto que llamamos sociedad occidental, es alquilar países con democracias más que dudosas para encerrar detrás de alambres, muros o concertinas a seres humanos que llaman a nuestra puerta pidiendo ayuda, es que no hemos aprendido nada de nuestra historia más reciente, la de hace menos de cien años.
Parece claro que la capacidad del ser humano para engañarse a si mismo es como la estupidez; infinita.
Hasta el martes que viene. Besos.
Javier Mateo
Educador social y exconcejal del Ayuntamiento de Toledo.