Tertulianos públicos
La firma de opinión del abogado, decano del Colegio de Albacete y Presidente de la Comisión de Deontología del Consejo de la Abogacía Española, Albino Escribano
Firma de opinión de Albino Escribano 23 octubre
01:52
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Es curioso que cuando se escucha una tertulia entre personas que hablan de distintos temas, de los cuales no tenemos excesiva idea, nos llama la atención el profundo conocimiento que atesoran los intervinientes en temas tan variados. No al nivel de Leonardo da Vinci, pero casi.
El problema se plantea cuando hablan de un tema del cual tenemos cierto dominio y apreciamos que no saben realmente gran cosa, incluso que ignoran lo más básico.
La conclusión es que igual tampoco saben mucho de los otros temas variados respecto de los cuales pensábamos que eran unos eruditos.
Todo esto no tiene gran importancia, ya que se trata en definitiva de programas o tertulias ligeras que hay que valorar considerándolas en sus justos términos, una especia de charla de bar.
El problema real es cuando la ofensa al conocimiento se produce por un representante del pueblo que, inconsciente de su obligación de no tener que saber de todo, pierde una gran oportunidad de callarse.
Esto suele pasar, por lo que afecta a mi profesión, cuando varios de ellos hablan de derecho o, de lo que está de moda, es decir, de decisiones adoptadas por tribunales integrados por personas cuyo conocimiento está fuera de toda duda. Y curiosamente, esas personas cuya capacidad y merito está previamente acreditada, les gustan o no en función de que la decisión adoptada conforme a derecho, con fundamentos jurídicos, les convenga o no en su unilateral visión del mundo.
Quizá exigimos demasiado. Es evidente que quienes nos representan no tienen ni pueden saber de todo. Serían injusto exigir eso, porque nos engañaríamos a nosotros mismos si así fuera, sabiendo que eso está fuera de la realidad.
Lo que convendría exigir es que no critiquen desde el desconocimiento a personas que si lo tienen. Y, especialmente, que guardar silencio es mejor que hablar cuando no se sabe lo que se dice. De ese modo nos daremos cuenta de que hay muchas oportunidades para parecer inteligente.