Contaminación lumínica
En la naturaleza no hay relojes y las horas de luz o fotoperiodo son las que determinan muchos procesos fisiológicos en animales y plantas
Nómada del viento: Contaminación lumínica (29/10/2024)
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Toledo
Acabamos de pasar del horario de verano al de invierno con un simple retroceso de las agujas del reloj. Es como si pudiéramos jugar con el tiempo, pero sabemos que nuestro organismo requiere unos días para adaptarse a esta nueva situación. Esto es porque muchos procesos fisiológicos como puede ser la producción de melatonina, hormona que actúa regulando los estados de vigilia y sueño en función de la luz solar, se ven afectados y debemos adaptarnos poco a poco al cambio de horario. En la naturaleza no hay relojes y las horas de luz o fotoperiodo son las que determinan muchos procesos fisiológicos en animales y plantas. Por ello, hoy sabemos que el exceso de luz que suele producirse en los ambientes urbanos les afecta mucho. Es lo que conocemos como contaminación lumínica y en estos meses, como suele ocurrir todos los años, tenemos en nuestro país un ejemplo claro de sus impactos sobre la biodiversidad.
En nuestras islas del Mediterráneo y Atlántico durante estos últimos cuatro meses las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea) han estado criando en huras en los acantilados a su único polluelo. Estas aves marinas están todo el año volando por nuestros mares buscando calamares de los que alimentarse. Tienen unas alas muy largas (1 metro y 20 centímetros) y estrechas que le permite volar como si fueran cometas sobre las olas en busca de calamares y pequeños peces. Entre mediados de octubre y mediados de noviembre sale el único polluelo de cada pareja y se lanza a volar sobre el mar, pero si cerca del nido hay un exceso de luz artificial se desorienta y cae al suelo. Por esto en estas fechas las autoridades locales y muchos voluntarios recogen los jóvenes que se encuentran por todas las islas para liberarlos en rincones con una menor contaminación lumínica. No sé sabe a ciencia cierta porque se da esto, se barajan varias hipótesis, pero el resultado de la fuerte contaminación lumínica en nuestras costas lo podemos encontrar en estas islas.
Una especie, un espacio
El sonido de esta semana corresponde al canto del pico menor (Dryobates minor) que cada vez está siendo más frecuente en los bosques de ribera y parques urbanos de nuestro entorno. En la grabación escuchamos además el tamborileo que hace este pequeño pájaro picapinos en los árboles para marcar su territorio a congéneres. Es un ave que está expandiendo su área de distribución por el sur peninsular según van madurando nuestros bosques. En la ciudad de Toledo es fácil observarlo.
Como espacio y dado que esta semana hemos hablado en la radio de los Montes de Toledo que mejor lugar para disfrutar del “maquia mediterránea” que dando un buen paseo por algún camino público de los Montes. Tenemos infinidad de rutas para escoger, pero si tengo que elegir una sería la ruta al Pico Rocigalgo y a la cascada del Chorro. Recordar que es el Rocigalgo es el techo de los Montes de Toledo (1448 m). Además, se puede visitar algún castillo que otro y restos visigodos de especial interés permitiendo del binomio cultura-naturaleza.