La Dana y los desastres humanos y democráticos

Albacete

Esta semana quería hablar del Día de la UNESCO que se celebraba este lunes 4 de noviembre, pero durante estos días por causa de la tragedia de la Dana me lleva a cambiarlo todo.

Durante el fin de semana he sentido miedo, lo digo de verdad, porque se me agolpaban junto a las imágenes y noticias de los medios de comunicación mis dudas sobre la situación de personas amigas y conocidas que viven en esos lugares. La semana que viene hay danza con dos bailarinas que viven en Valencia, dentro de 15 días será el circo AMBULANT, considerado uno de los mejores espectáculo de circo, compañía también Valenciana y un poco después será otra de teatro, L’om Imprebís. Quería contactar con ellos pero me temblaban las manos al coger el teléfono móvil y no tener respuesta. ¿Sería que no hay conexión o que no han podido cargar el teléfono? ¿habrán perdido el teléfono como otros enseres arrastrados por el agua? ¿o es que están en un hospital o buscando familiares? o lo peor ¿y si no me van a contestar nunca? ¿habré perdido así amigos y conocidos para siempre?

Por si todo esto no era bastante veo en la televisión lo que pasaba con la visita de los Reyes de España y los Presidentes del Gobierno y de la Generalitat Valenciana. Y esto todavía me genera más temores.

No voy a criticar para nada la actitud de las gentes de las poblaciones que han sido arrasadas y que están llenos de dolor y de rabia, muy justificada en su caso, pero si quiero decir lo que pienso y que creo que deberíamos reflexionar todas las personas que, seamos de la ideología que seamos, si creemos en la democracia.

¿Cómo se puede aprovechar la desgracia de tantas personas para sacar beneficios políticos partidistas?

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¿Cómo utilizar la manifestación de un pueblo con dolor para agredir a las autoridades sin ser de ese pueblo y quizás sin haber sufrido ningún daño camuflándose de voluntarios y colaboradores?

¿Qué ejemplo le damos a las gentes desesperadas que ven a diario las disputas, sin dialogo, sin respeto, y hasta con insultos como comportamiento habitual de sus representantes institucionales?

Ahora es el momento de mostrar colaboración, comprensión y unidad demostrando que somos un país no solo con gentes solidarias, eso está claro de sobra, sino que nuestros representantes apartan sus diferencias porque ahora lo que importa es la vida de miles de personas.

No pueden ni deben los partidos democráticos, ni nosotros tampoco, permitir que de toda esta tragedia saquen provecho aquellos que no quieren estado, que no quieren servicios públicos, que no quieren que paguemos impuestos y que estos sirvan para favorecer a los que más lo necesitan y que hoy los más necesitados son personas y familias de Letur y de Valencia y sus empresas y comercios y sus calles y viviendas y sus colegios y centros de salud.

Ahora es el momento de presumir que tenemos un país fuerte, sensible, y sentirnos orgullosos de tener una Constitución nacida del consenso y, muy importante, del perdón después de una dictadura.