Paul y Audrey

Toledo

Buenos días, Carlos. Buenos días oyentes.

Cuesta trabajo escribir apartado de la desolación de estos días o que la tristeza no lo llene todo. Otros, quizá demasiados, lo harán mucho mejor que yo, así que, con su permiso, les ofrezco estas líneas que nada tienen que ver con la tragedia con el único fin de alejarles dos escasos minutos de la realidad.

Comparto esta pequeña historia desde el refugio en el que me escondo cuando lo de fuera me desconsuela: la música.

Allá va.

1954. Los clubs y algún que otro antro se llenaban a diario de jóvenes neoyorquinos deseosos de bailar a ritmo de jazz; esa nueva forma de tocar, de escuchar y de sentir la música que se extendía ya sin remedio por todo el país.

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En Basin Street, Dave Brubeck y su cuarteto hacían disfrutar al público cada noche gracias al inconfundible sonido de su saxofonista, Paul Desmond, alma musical de un grupo que lideraba su amigo Dave al piano y a los que tantos éxitos les esperaban.

Todos los días, Paul exigía nervioso que se hiciera un descanso de la función siempre a la misma hora y mientras el resto fumaba en el camerino, él abandonaba la sala para cruzar Times Square y acercarse a la puerta trasera de un teatro en la calle 46 donde se representaba la obra “Ondine”.

Apoyado en una esquina, observaba cada noche la salida del elenco y como la actriz protagonista, ya famosa, repartía por igual sonrisas, autógrafos y simpatía a cuántos se acercaban. Él nunca lo hizo, y por eso ella nunca supo de su existencia.

Un año después, en 1955, el Dave Brubeck Quartet incluía en su nuevo disco un maravilloso tema llamado “Audrey” en el que el saxofón de Paul hacía flotar las notas llenando todo de nostalgia y de emoción.

Paul Desmond murió en 1971 sin haber conocido a su adorada Audrey Hepburn y sin saber si ella había escuchado las notas que le dedicó.

Cuando Audrey Hepburn falleció en 1993, su marido contactó con Brubeck para que el cuarteto actuara en el funeral y tocara el tema que lleva su nombre. Desconcertado, Dave preguntó si la actriz conocía la canción.

¿Conocerla? Desde 1955 la escuchaba cada noche antes de acostarse.

Un abrazo, Letur. Un abrazo, Valencia.

Hasta el martes que viene. Besos.