Y que por lo visto

Talavera de la Reina

Y que, por lo visto, los muertos estuvieron muy solos el pasado día 1 de noviembre en Valencia. Los muertos veteranos, los que ya estaban en el camposanto antes de que se abriesen las nubes en un despeñadero de agua a granel.

El Día de Todos los Santos no estaban los vivos de los pueblos anegados en condiciones de visitar cementerios y hacer compañía a los que dejaron la vida. Quedaron doblemente solos en el día que esperan para recibir visitas. Ahora tienen a más de doscientos compañeros recién llegados. Compañeros muertos de manera inopinada, de mala suerte, de estar donde no debieron estar.

Los veteranos podrían haber advertido a los noveles que se muere cualquier día y en cualquier parte. Que basta una negligencia en el aviso para que dejes el mundo ancho y ajeno. Que el coche que te lleva, que la carretera que conoces, que la casa donde reposas y el jardín que riegas, son ataúdes que te llevan al otro mundo entre la incredulidad y el espanto.

Recordemos, nosotros que podemos, a aquellos muertos tan desamparados en el día de las flores que no llegaron y los responsos que no se rezaron. Habría que señalar un día de sustitución. Citar un Día de Todos los Santos postizo, pero reconfortante para los que quedaron en soledad. Se lo debemos. El viernes que viene, más.