Ingenio

Ciudad Real

Desvela Carlos García-Delgado, en su obra titulada El yo creativo. Una aventura de la mente, que concibió este ensayo al considerar una chocante paradoja: en su Escuela de Ingeniería no existía ni una sola disciplina que se aplicara a “explicar y potenciar el ingenio, palabra que, sin embargo, daba nombre a la carrera y a la profesión”. Gracias a aquella constatación, recibió el encargo de elaborar el programa de una nueva asignatura, lo que dio origen al libro referido y a una atrayente materia optativa denominada Teoría de la Invención.

Lo traigo aquí no sólo para divulgar el enorme interés de este ensayo publicado por Arpa Editores, uno de los sellos más dinámicos del país, sino para tomar prestada una de las reflexiones de su autor. García-Delgado, doctor en ingeniería industrial y arquitecto, no sólo nos aporta una visión totalmente novedosa del acto creativo, sino que nos invita a algo esencial para un momento como el que estamos viviendo. En concreto, en uno de sus ejercicios prácticos nos propone “fomentar la convicción de que el mundo en que vivimos, empezando por nosotros mismos, puede ser diferente y está en nuestra mano que así sea”.

La catástrofe ocurrida por la DANA en Valencia, que también ha afectado en nuestra región a Letur, Landete, Mira y Villel de Mesa, debe hacernos tomar conciencia de que las inundaciones constituyen un riesgo cada vez más acusado frente al que hay que actuar. Hace ya más de dos siglos, el tinerfeño Agustín de Betancourt, precursor de la ingeniería moderna en Europa, era optimista cuando atisbaba en su Noticia del estado actual de los caminos y canales de España, redactada en 1803,  que “felizmente vemos ya venir el día en que se cortarán de raíz los desaciertos causados por la ignorancia”.

Por supuesto, muchos desatinos se han superado, pero en la actual crisis climática fenómenos como el de las lluvias torrenciales nos obligan a exigir que se implanten sin dilación medidas de protección y sistemas realmente eficaces de alerta temprana.