Blackwater

Talavera de la Reina

"… mientras tanto, el pueblo se pudría bajo una densa capa de agua negra y hedionda que apenas comenzaba a retroceder". No es una crónica de estos días, sino una de las primeras frases de Blackwater, la saga literaria que Michael McDowell escribió en 1983 y que, sorprendentemente, ha resurgido como un fenómeno editorial este año.

McDowell, fascinado por los epitafios y lo macabro, juega con el nombre de Blackwater: no solo es el río que atraviesa el pueblo imaginario de Perdido, sino también esas aguas oscuras y pestilentes que dejan su rastro al descender la riada.

Talavera vive de cara a un río con una relación profundamente ambigua. La mayor parte del tiempo es como si no existiera: ignorado, apenas notado. Sin embargo, estos días nos han recordado su poder latente, su capacidad de colocar a la ciudad en "riesgo muy alto de inundación", transformando el casco, la Portiña y el Alberche en aguas oscuras y densas.

Pensar el futuro, entonces, quizá implique dejar de imaginar cómo conquistar la naturaleza y, en su lugar, aprender a vivir con ella (y en ella). Aunque algunos se resistan a aceptar las evidencias o "no crean" en ello, el Tajo siempre estará ahí, recordándonos que, en cualquier momento, puede transformarse en un Blackwater.